lunes, enero 31, 2005

La utopía de Zapatero

Antonio Asencio

(www.diariodirecto.com 22/09/2004)

¿Qué ha pasado en el mundo para que la idea de una “alianza de civilizaciones” nos parezca algo ingenuo, y sin embargo, encontrar la raíz del terrorismo islámico en la invasión de la península ibérica por parte de los “moros” en el siglo VIII nos resulte normal?

Porque aquí muy poca gente se ha rasgado las vestiduras con lo que ha dicho el “professor Aznar” (léase con acento tejano, que al “professor” le gusta mucho). Pues bien, al “professor” sólo le ha faltado decir que apoyó la guerra de Irak para restablecer el honor patrio por la invasión del siglo VIII, que por cierto ya debería estar restablecido merced a una reconquista épica y nacional. Aznar está legitimando todo lo que nos escuece de los nacionalistas fanáticos e iluminados: el uso partidista y ofensivo de la historia, el agravio nacional. Dentro de poco, algún grupo terrorista latinoamericano podrá decir que el origen de sus acciones está en la invasión española del siglo XV y XVI. Increíble, pero cierto. De invasiones están nuestros mapas más que fritos y recocidos, como para volver a la crudeza de sus elementos genuinos.

Pero dejemos al “professor” y vayamos al “político zen”, que es como llaman algunos a Zapatero. Démosle la vuelta a sus palabras. Si son románticas, o ingenuas, o bienintencionadas, (¿es que es malo ser bienintencionado?), o naif, como se ha dicho, lo contrario debería parecernos realista y sensato. Allá vamos: debemos abrir una brecha entre las civilizaciones. Los moros son incapaces de desarrollar sistemas democráticos, y por tanto, debemos invadirlos, tengan o no armas de destrucción masiva (¿dónde estaban esos españoles tan occidentales cuando aquí había un caudillo militar que entraba bajo palio en las iglesias?).

Además, los países árabes impulsan el terrorismo, porque nos tienen rabia, de modo que es imposible aliarse con ellos, enemigos de sangre desde la Edad Media como ha señalado Aznar. La guerra preventiva es la mejor prevención –valga la redundancia- contra el terrorismo, y olvidémonos de combatir la desigualdad o el hambre, que con eso no se consigue nada. Lo mejor, por tanto, es levantar un muro entre civilizaciones, como ha hecho el colega Sharon, un tipo coherente y serio donde los haya, alejarlos de nosotros, y convertir la lucha contra unos grupos mafiosos y fanáticos, como son los terroristas fundamentalistas, en una guerra global, mundial. Tomar la parte por el todo, y hacer una política mundial metonímica y simplificada. Una cruzada contra el mal, para proteger a Occidente.

Pues a las cruzadas irán los cruzados. Yo me quedo en la ONU.

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