lunes, mayo 09, 2005

Memoria en las calles de Bilbao

¿Qué pasa para que la dignidad de un muerto, un asesinado político, se convierta en una provocación? ¿Se puede politizar a un muerto? ¿Los muertos tienen signo político? No, los muertos deberían ser muertos, hojas caídas del árbol del que todos pendemos. Mientras nosotros seguimos meciéndonos al albur del viento libre, ellos yacen marchitos, tragados lentamente por la degradación, la tierra y el olvido. En Bilbao hay un gran Bulevar que se llama Sabino Arana. Se considera, según la verdad oficial, que dedicarle una calle a los muertos de ETA, a todos los muertos de ETA, sería una provocación. En las sedes de los independentistas de Eusko Alkartasuna se cuelgan carteles que reivindican la reunificación de presos... Los presos lo son porque mataron a las víctimas. ¿En qué lugar, en qué pancarta, recuerda Eusko Alkartasuna a los muertos de ETA? Los presos lo son, porque fueron asesinos. Cuando un asesino es preso, ¿deja de ser asesino? ¿Un asesinado de ETA es un bastión españolista? No entiendo nada. Ni quiero. Quiero seguir con mi ceguera razonable.

Las estatuas de Franco... Franco fue un dictador, un genocida. En España no hay monumentos a las víctimas del franquismo. Querer rescatarlas del olvido y honrarlas quitando las estatuas de su verdugo de las calles, es provocar. Sigo sin entender nada.

En España, por tanto, se protege la memoria y la dignididad de los asesinos de ETA y del franquismo. Entre esa dicotomía de oscuros vencedores de sangre se tejen los silencios y las contradicciones de TODO el nacionalismo vasco y parte del PP (Acebes).