¿Quién se va a vivir a las naciones?
Encuentro, entre divertido y sorprendido (por pensar lo mismo) este post en el blog de Arcadi Espada. Lo reproduzco:
"Lo cierto es que Valencia se ha convertido en una ciudad soberbia, dinámica y cosmopolita en la que no hay que aguantar coñazos identitarios desde la mañana a la noche como sucede en Barcelona. Mis amigos extranjeros que llegaron a Barcelona tan mal informados que acudían atraidos por el flaire de los años setenta ya están todos aprendiendo español y divirtiéndose en Madrid, Valencia o Salamanca. Se queda en Barcelona el que encuentra una novia que de momento lo sujeta o un trabajo muy apetecible. La paletada nacionalista como doctrina del Gobierno y la creciente movilización de los camisas pardas de las juventudes de ERC y Ciu, las chorradas nacionalistas de los nacionalistas del PSC y el ombliguismo y onanismo decretados por el molt honorable bohemio imaginativo hacen de Barcelona un sitio al que no quiere ir ni la CMT ni el potito. Con un fin de semana sobra. Por no hablar de las empresas extranjeras cuyos empleados hacen cola por ir a Madrid en cuanto hay un hueco. Si los catalanes de menos de treinta años ya no saben hablar correctamente el idioma de cuatrocientos millones de habitante del globo, por no hablar de escribirlo, porque lo hacen mejor los alumnos de primer curso de español en la universidad de Düsseldorf o Helsinki, es una gran conquista de la paja continua como es convertir la sardana en ceremonia solemne y eucarística de la tribu e inventarse a un enemigo para poder vivir más arrejuntados en el victimismo, el reduccionismo y el folklore. Así, lentamente, Barcelona acabará siendo una muy bonita ciudad turística donde gran parte de la población viva de hacer representaciones de la vida de los ancestros catalanes para regocijo de los guiris con sus cámaras digitales. Y del mimo catalán, los hombres estatuas y los museos, especialmente del de un andaluz francés que todos conocemos. Como Cuenca pero a lo bestia y con puerto de mar.¡Qué penita!"
Esto, en Cataluña. Pero, ¿qué extranjero se queda a vivir en el País Vasco? Bueno, es que para identitarismos, te pones un DVD en tu casa o te vas, efectivamente, a Madrid. En Barcelona la gente aguanta poco, acabas de la TV3, de la obligación de hablar catalán y de los discursitos nacionalistas de jovenzuelos ignorantes seguidores del Hockey patines (¿A alguien le importa ese maldito deporte?) y de ERC. Yo también tengo muchos amigos que se han venido a Madrid. No es tan bonita, pero es mucho más divertida y abierta.
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