Tras semanas de ausencia
En primer lugar, siento mi ausencia prolongada. Han pasado muchas cosas que no he tenido tiempo de comentar. A veces, también, dejar en barbecho la mente y el teclado hace luego más productivo y fértil el pensamiento.
Hoy ha habido una manifestación por la familia. Por la familia heterosexual y católica, claro. Por que lo otro también es familia. En definitiva, lo de hoy, un bochorno de Iglesia, PP, facherío patrio e intransigencia mojigata. En España, cada avance social nos cuesta un ojo de la cara. Hemos tenido inquisición, guerra civil, golpe de Estado en el 81 y antiguos dirigentes de AP manifestándose contra el divorcio, ahora felizmente divorciados.
Sólo un apunte. Lo más asqueroso de hoy ha sido la utilización de menores, de niños, en la manifestación. Yo fui niño, me bautizaron sin pedirme permiso y me parece una violación inaceptable de mis derechos como persona, que he corregido de mayor con la apostasía. Alguno de esos niños, mañana, será una persona homosexual. Es difícil calibrar el daño psicológico que lo de hoy hará en su vida.
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