La catástrofe como cultura
Nada nos une más que la catástrofe. La catástrofe, como la de Guadalajara, crea identidad: nos mete en el saco del mismo absurdo, del mismo asombro, del mismo dolor. Nos conecta, nos une ante lo incomprensible, nos identifica frente a lo invevitable e inconmensurable: la naturaleza en su versión más trágica. El "yo estuve allí" se convierte en un chip, una camiseta, una página web. El Prestige, el Carmel, Guadalajara... crean comunidad. Zapatero entró en la comunidad del incendio ayer domingo con Barreda, el presidente castellano y algunos alcaldes socialistas. El PP no se lo perdonará, porque Aznar, enemigo de las identidades periféricas, se enemistó con la cultura del Prestige y del Nunca Mais. Zapatero se alió con ellas, como con las civilizaciones. Cuestión de talante.
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