jueves, diciembre 22, 2005

El efecto Sokal

Hernán Díaz

Una tormenta acaba de sacudir los ambientes académicos de todo el mundo. El físico norteamericano Alan Sokal se ha permitido tomarle el pelo a buena parte de los intelectuales posmodernistas, generando una polémica que ya se ha dado en llamar el ‘affaire Sokal’.
Comenzó hace dos años, cuando Sokal envió a una revista académica de alto nivel un artículo titulado "Transgrediendo los límites: hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica". El pomposo título escondía una serie de disparates sin ilación ni significado, mechados con citas de algunos popes del posmodernismo, y manteniendo un tono de ‘alta reflexión filosófica’ sobre un tema en realidad indeterminado. La revista lo publicó y cuando Sokal explicó la artimaña, se generó un debate de alcance internacional. Se había dado el gusto de demostrar, por el absurdo, que en el ambiente académico "está instalada la idea de que un texto, cuanto más oscuro y hermético, más profundo es" (Clarín, 15/4).

En setiembre de 1997 publicó un libro, junto al físico belga Jean Bricmont, titulado "Imposturas intelectuales", donde hace un repaso de la mala utilización que hacen algunos filósofos, psicoanalistas y teóricos de las ciencias sociales, de teorías o conclusiones de las ciencias ‘duras’ (física, matemática, etc.). Allí dedica capítulos a Lacan, Baudrillard, Kristeva, Paul Virilio, etc. Por ejemplo, entre los más comentados, estaba la afirmación de Lacan de que el órgano eréctil es igualable a la raíz cuadrada de (- 1), lo cual, juzgado desde el punto de vista de las matemáticas, carece de sentido.

Sokal fue acusado de francofobia, ya que la mayoría de sus ataques se dirigían contra intelectuales franceses. Pero es natural que sea así puesto que Francia es la cuna y la patria del posmodernismo. Allí prevalece, bajo distintas corrientes, el pensamiento impresionista, subjetivista, nacido de las ruinas del estructuralismo y del rechazo al marxismo, modalidad que hizo eclosión a comienzos de los años 80. Leer más...

7 Comments:

Blogger Nacho Asenjo said...

Peligroso, pretender que las ciencias sociales sean expresadas de una manera accesible, pedagógica, como si las tuviera que leer todo el mundo o como si su lectura hubiera de ser fácil... ahora bien, es cierto que a veces tiene uno la impresión de que el propio autor se ha perdido en una pura cuestión de palabras o al contrario, que utilice con frecuencia palabras que no se ha tomado la molestia de definir y por lo tanto usa consecutivamente con sentidos distintos. Pero eso es que es un mal autor incluso si tiene buenas ideas. Muchos de los estructuralistas eran magníficos escritores.

Por cierto, aprovecho para poyarte a muerte sobre Carax: "Pont Neuf" no es su mejor película. Es la tercera y las dos primeras (las que le permitieron financiar ésta, que tuvo un presupuesto absurdo), Mauvais Sang y Boy Meets Girl, son dos genialidades, que conensan todo lo que has visto de bueno en ésta con una frescura y una inocencia desarmantes, a través de una poética rimbaldiana, esteticista y penetrante. Ojalá hubiera muchos como él. Después de Pont Neuf hizo una sola peli, Pola X y era una mierda de la de verdad, un tostón.

Búscate sus pelis en Internet, de verdad, vale la pena.

Gracias por tus comentarios en my blog. Un abrazo y hasta mañana, ¿no?

7:23 p. m.  
Blogger Raquel Márquez said...

Me alegro de que alguien haya probado algo que yo sospecho a menudo: hay gente en los ambientes "intelectuales" (aparte habría que hablar de la palabra intelectual usada así, "yo soy un intelectual", uff...) que no sabe de qué habla, que no puede explicar por qué admira a los "pensadores" que admira. A veces parece que buscan sólo un determinado vocabulario filosófico (usar "devenir" en vez de "transformarse en", "experienciar" en vez de "experimentar", etc) o una sintaxis retorcida... Eso fue lo que me pasó con lo que leí de Debord, pero la verdad es que tengo que leer más para saber si me gusta o no. El caso es que no entendí ningún argumento, me pareció mera descripción abstracta, una especie de poesía hermética...

1:46 p. m.  
Blogger Raquel Márquez said...

Feliz Navidad, por cierto :-)

1:47 p. m.  
Blogger Raquel Márquez said...

He leído ahora el resto del artículo (vaya entretenimiento para una Nochebuena ;-D ) y es que lo veo claro. Kant es un ejemplo que me parece típico de filósofo ordenado y razonable (qué menos se le puede pedir a un filósofo, para poesía ya hay otros...) que para explicarse necesita frases complicadas y crear cierto vocabulario específico, pero al que no se puede acusar de retórico. Si para desarrollar una idea necesita media página de frases subordinadas la utiliza, pero nunca usa más palabras de las necesarias para decir eso que exactamente quiere decir, y cuando inventa una acepción o un término los define. Otro que me parece admirable en ese aspecto es Bertrand Russell. Hasta cuando habla de ciencia, y creo que lo hace con rigor, yo le entiendo,y me considero negada para las ciencias puras...

No se trata de escribir "para todo el mundo" sino para los interesados. Claro que hay que hacer un esfuerzo para leer sobre temas complicados o para seguir razonamientos complicados, pero lo malo es el esfuerzo inútil de leer algo que parece que ha sido escrito para mayor autoestima pedante del autor... Esto pasa, estoy segura de que hay filósofos (o "científicos sociales") que no tienen una actitud de verdadera curiosidad, de placer instintivo al hacer su labor. Es como si un músico piensa en epatar a los críticos en vez de en disfrutar tocando. Así me parece a mí que no son los buenos músicos... aunque esto es otra historia.

3:23 a. m.  
Blogger antonioasencio said...

Hay Raquel... te has hecho racionalista. El problema es que la ciencia no es previa al lenguaje, sino posterior al mismo, es una construcción de éste, y por tanto, cualquier enunciado, cualquier palabra inventada no es sino una herramienta que utiliza tu mente, un constructo con el que generas un conocimiento. Claro, esto sin consideras, como los Derrida and company, que sólo hay lenguaje, y que éste no refiere una realidad objetiva exterior, sino que crea sus propias realidades. Si eres kantiana y piensas que sí existe una verdad objetiva, cognoscible, es otra historia. Ahí está el debate. Y yo, sinceramente, no logro posicionarme. Vivo en ansiedad. Me acabaré volviendo o siervo de Munn o neoconservador de la FAES. Seguro. Un beso enorme y feliz solsticio de invierno.

5:19 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

raquel necesitas un aclarado de pelo. Lo llevas muy crespado. Eso te hace ser tan poco clara escribiendo. Y pensando. Tu no piensas. Escupes ideas. Relaja tus fondos. Un abrazo, chatina.

11:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

las ciencias sociales, surgen como necesidad de reasignar y significar lo existente, es decir, una manera distinta de explicar la realidad desde un enfoque social y no meramente material, fisico o matematico, por tanto, negar la validez de teoricos sociales es negar el pensamiento mismo de postmodernismo inpregnado de sistemas de dominacion y control. quien crea tener la validez y confiabilidad total en el conocimiento caeria no solo en un dogmatismo sino en la ignorancia misma.

10:47 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home