miércoles, diciembre 14, 2005

Sida, tabaco y poder bajo un prisma foucaultiano


Pensando yo en estas cuestiones del bio-poder foucaultiano que tanto me gustan, en la administración de los cuerpos por parte de los poderes y los discursos, me entretuve el otro día en el tema del condón y la abstinencia como medidas preventivas frente a las enfermedades venéreas. ¿Condón, abstinencia? Porque, cuando se dice que se lucha contra el Sida, que se quiere borrar el Sida... ¿el poder, los ministerios de sanidad, las consejerías que aconsejan, quieren prevenir el sida o quieren silenciar, borrar a los portadores? De este tema nadie habla. Se habla de prevención del Sida, en Mayúsculas y en abstracto. Esquizo-poder. Por un lado, te aterrorizan contra la enfermedad: la puedes coger. Por otro, te dicen que folles con condón. Es decir, te dicen que folles. El Estado ve bien que folles, no es como antes, pero con condón, que folles socialmente, higiénicamente y, sobre todo, que no cojas la maldita enfermedad, que es de lo que se trata. Pero, ¿y? Un anuncio de Telecinco muestra a una chica temblorosa junto a una cama, medio desnuda. Se supone que ha fornicado sin condón. En off, va pensando: "enfermedad, exclusión social, miedo... no, con condón, efectivamente, no se siente lo mismo (o algo así)". El Estado sustituye a la Iglesia, modificando su discurso, administrando el miedo. Ahora nos dice, al trasluz de los avances sesentayochistas: "Podéis follar, pero no podéis enfermar, de modo que usad la goma". El Estado no quiere gente "enferma", pero, progresista, paternal, nos deja fornicar los unos con los otros porque hemos encontrado la salvaguarda positivista del condón. Debemos agradecérselo, porque la Iglesia, discurso anterior en pugna, ni eso. En la nueva procesión de otros y enfernos que el Estado crea, están los fumadores. Malditos: podéis morir. Tus pulmones se pueden pudrir. El tabaco acorta la vida, te desgaja la piel. Ten miedo. Ahora, además, eres un infecto ser en bares y restaurantes. El aire del país, limpio. El Estado no dejará que te cargues tus pulmones, porque te quiere y te necesita sano, para trabajar, para contribuir a Hacienda, para producir sensación de vivir fresca y nacional.

El poder no habla de lo que le pasa a los "enfermos", de los tratamientos, de los avances, de la cobertura sanitaria pública. No habla del Sida ni del cáncer de pulmón ni de qué pasa en los accidentes de tráfico. El pecado, el mal, es siempre lo designado (objeto directo del discurso, hermético, caja negra), no lo que designa. El Estado tampoco se pregunta acerca de qué es la enfermedad o la salud: te impone las palabras como una frontera de hierro, como una ontología natural. No hace campaña por la visibilidad y el respeto: teje las palabras con silencio. Cuando tienes el Sida, cuando fumas o cuando padeces cualquier otra patología que el Estado considera eficaz para ejecutar la maquinaria de su poder, eres el otro, un excluido, un maldito, un apestado. Te puede pasar, te lo advierten, pero el Estado siempre estará del lado de los "sanos", de los cuerdos, de los responsables. Al menos el discurso necesita, a costa de 150.000 españoles contagiados (total, una filfa), de esa herramienta que es el terror. Todo tu ser pasa a ser categorizado como otro, patologizado: enfermo, homosexual, inmigrante, catalán, terrorista. Basta. ¿Es eso progresista? ¿No es eso otra tecnología del poder que delimita el uso que hacemos de nuestros cuerpos, de nuestras identidads? ¿Cuándo nos pertenecerá nuestro organismo, sano o enfermo? El poder, todo poder, es, en efecto, terrorista.

Por cierto, ayer el Estado de California ejecutó a Stanley Tookie Williams y ya van 1003. Schwarzenagger fue el hombre duro y fuerte que nuestras sociedades débiles necesitan, aquel al que se refería Aznar. Bravo por el asesinato. Ya tenemos un negro menos.

PD: versión digest para los polemistas MDD y DaniMaza. Lo que hago es decir que me parece fatal que la fórmula en la que se basa el Estado y el poder para incitar al uso del condón o a no fumar sea mediante la estrategia terrorista del miedo y produzca un nuevo tipo de excluido social: el enfermo. Bueno, aún así sé que hablaréis de vuestros temas. Y yo seguiré siendo un blogger fascista y cruel que juega a la destrucción del universo. Dios nos aguarde a todos.

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Dani Ne-nennaza: Tu eres el macho-alfa.

9:19 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola antonio,

A ver, yo creo que en general tienes que tener cuidado con una cosa: tus análisis son brillantes y demuestras que la estructura de pensamiento foucaultiana sigue perfectamente cigente y que se DEBE aplicar día a día, como bien haces.

Ahora bien, pasa demasiado facilmente del análisis a la prognosis, a la recomendación: "me parece fatal", "esto no habría que hacerlo". Eso es otra cuestión. Yo creo que un artículo como éste, en tanto que análisis es magnífico y me enriquece mucho, pero de ahí a ponerte a decir que el Estaod debería hacer esto o aquello, no sé.

Para pasar a esa fase, tendrías que darle más vueltas y tener en consideración un montón de factores, como que el papel del Estado, por definición, es en parte criminalizar y crear excluidos. Es en extremo interesante observar cómo hace eso (cada vez más) a través del lenguaje, pero no iría hasta juzgarlo. Es toda una discusión d eotro orden.

Sólo eso, por el resto, felicidades y sigue haciéndolo.

11:55 a. m.  
Blogger antonioasencio said...

Hola Nacho, tienes razón. Pero fíjate én qué situación estamos... Dices: "pero de ahí a ponerte a decir que el Estado debería hacer esto o aquello, no sé"... Pero, ¿qué es lo que hace el Estado? Está constantemente haciendo prognosis, pero además con violencia, mediante dispositivos. El Estado te dice: yo acepto que folles, lo que no acepto es que tengas Sida. Es decir, Sida social. Porque si lo tienes, el Estado ejercerá sobre tu cuerpo todos los tratamientos para que puedas seguir siendo útil. Pero lo que importa aquí es el discurso del miedo, el miedo como dispositivo. Pero el miedo produce unas víctimas. ¿Cómo luchar contra la constante codificación ética a la que se somete el poder? El poder te dice: debes. Y en ese debes, produce fantasmas. ¿Cómo nos defendemos, entonces? Poder-contrapoder. Creo que tal vez los discursos estén en lucha y haya que lanzar a unos contra otros. Porque todo discurso, todo saber, es ético y no científico, de modo que, tarde o temprano, llegaremos al "debes". ¿Muy relativista? ¿Demasiado poder del "discurso"? ¿Podemos salir de los "discursos"? Sinceramente, no lo sé. Ojalá exista la verdad. Ojalá Chomsky tenga razón, y no Foucault, pero ahí andamos, con esa angustia, y mientras tanto, sigue habiendo víctimas.

1:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Sí, Toni, pero, vamos a ver, ¿cuál es el papel del Estado? ¿cuál es su rol?

Nosotros, por la vía democrática le atribuimos al Estado el papel de reprimir al criminal y de garantizar la paz social. Es más, le pedimos también que defina quién es criminal y quién no. Sin una deficición no se puede hacer nada; por lo tanto, el stado debe criminalizar y debe desarrollar un discurso que justifique esa criminalización.

Y así vuelvo a los malos tratos domésticos: el maltratador como criminal es una figura reciente. hasta hace dos días el maltrato petenencía a la esfera privada hasta que se desarrolló un discurso (La Ser, El Pais, el grupo PRISA en general, la peli de la Bollaín o "El Bola", ahsta llegar a lo más simple el "malo, malo" de Bebe), que fue recuperado por el gobierno para institucionalizarlo y criminalizar, señalar con el dedo, excluir.

Ocurre que con todo eso, más o menos, estamso de acuerdo. Ahora bien, ese discurso no es "verdad" sólo porque nosotros demos nuestro consentimiento, sino que es un discurso y punto.

Lo mismo ha hecho el Estado con los fumadores, los enfermos de SIDA y demás, en una especie de deriva paternalista que puede incluso atentar a las libertades individuales. Bien, coge ese discurso y desmóntalo, plantea, como dices, un discurso alternativo, una guerra de discursos.

Si el Estado gana y su discurso se vuelve dominante eso le permitirá actuar sin frenos, pero si ganas tú, perderá él. Y no me digas que el Estado siempre gana; mira las armas de destrucción masiva, el terrorismo y la guerra de Irak: aquel discurso nunca cuajó fuera de EEUU.

Por otra parte, no se puede evitar siempre que haya miedo ni que haya víctimas: el Estado es represivo y funciona a base de miedo. Para mantener la harmonía social, se fundamenta en el miedo. Hoy son los fumadores, los maltratadores y los enfermos de SIDA, ayer fueron los homosexuales, mañana serán los immigrantes, seguramente, o quizás los viejos, quién sabe.

Dicho todo esto, detesto pocas cosas tanto como el paternalismo del Estado, te lo digo desde Cataluña, que debe de ser uno de los poderes políticos más paternalistas que hay.

En fin, que todo esto es sólo por polemizar, que me encanta.

2:27 p. m.  
Blogger antonioasencio said...

Jajaja como dijo Bono el día de las fuerzas armadas en el que se le ocurrió la brillante idea de juntar a un republicano con uno que fue en la división azul, qué sería de la vida sin polémica.

A ver, claro que el papel del Estado es ese, el de ser un Leviatán, un vigilante y castigador. Pero nuestro papel debería ser luchar contra la fiera, ¿no? Lo primero que hace un Estado para construirte es darte una nación: una nacionalidad. Tú eres español, francés, o bien ahora, catalán. Te meten el idioma por el cerebro aunque no quieras, te meten una forma de pensar, una cosmovisión. Te producen como ciudadano español o francés o catalán y te excluyen si no te ajustas al patrón. Y lo peor: lo hace en nombre del ser humano y sus derechos inalienables: libertad, fraternidad e igualdad. Y ahora, seguridad. Porque estamos obsesionados con el peligro, con la bomba, con el sida, con el inmigrante o con los robos. Mediante esta táctica terrorista (en el sentido estricto de difundir el terror) el Estado logra erigirse como dispositivo de poder general e imponer sus dispositivos parciales. Y con el Estado va un discurso. Tal vez sea inevitable y tal vez mejor que la ausencia de Estado. Pero, ¿no crees que debemos estar siempre alerta a ver dónde el Estado y sus redes ponen las fronteras? Al menos como ejercicio de sospecha permanente, de contrapoder necesario...

3:55 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me da igual que sea peor los accidentes en coche( yo nunca voy desde hace años en uno como acción activa)

Me da igual que enfermen o no enfermen

Me da igual lo que piense el estado

Me da igual si saca dinero o no la administración

Me da igual que incitaria o no la administración con su pasividad en los años 60, 70, 80, 90....

Me da igual si da cancer o no cancer


PERO A MI ME MOLESTA Y YO COMO NO VOY CON UN SACO DE MIERDA NI DE MOSCAS VERDES PARA QUE TE PIQUEN, NO TENGO PORQUE AGUANTAR ESA MIERDA DE HUMO QUE HUELE FATAL.


EL Estado lo que ha hecho es curarse en salud, pues los tribunales pudieran en un futuro fallar a favor de los no fumadores y tener el estado que indemnizarlos por no evitar conductas no saludables, y antisanitarias.

7:48 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Se puede entender que la libertad acaba donde molesta a alguién? ni miedo ni narices, miedo me daba a mí otras cosas, cuando te sale alguien en la calle sin la libertad de largarte. Claro que hay montones de cosas que molestan, pero no nos vamos a sentar porque como no se hace con todas, pues a joderse con todas.

Gret.

7:56 p. m.  

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