martes, noviembre 08, 2005

Nació Cuatro



Ayer nació Cuatro. Discretamente. Parto sin mucho ruido y con algún que otro llanto. Gabilondo apareció en la pantalla flotando sobre un fondo rojo algo desconcertante que recordaba las extrañas apariciones sobre fondos artificiales de Chroma Key en la televisión de los 80. Luego vimos el decorado: rojos, grises, Gabilondo moviéndose por un escenario que más recuerda a un sobrio portal de Internet que al de un Telediario. Informativo ciberespacial de diseño. Las noticias se suceden al hilo absoluto de la voz de Iñaki, a veces tambaleante, que da paso a su enviada especial: aparece Magdalena Álvarez con el micrófono en la mano retransmitiendo en directo desde Almuñécar, en Granada. Hoy, cachondeo en los foros de Internet donde se dice que la Magdalena es la becaria más aventajada de Cuatro.

Luego hubo alguna entrevista, un VTR de Iñaki en París investigando las causas del conflicto social que se vive en París. Gabilono tuvo algún tropezón, se le notó algo nervioso. Fallaron algunos tiempos, algunas conexiones. Aguirre llegó tarde a la entrevista conjunta con un Maragall, risueño, que no se enteraba de nada.

Nada demasiado grave para tratarse de un primer informativo, pero sí con fallos evidentes. Se echó en falta un contrapunto femenino en el plató, una puntuación para un Iñaki al que le ha caído un peso narrativo excesivo. Los telediarios son corales o no son. Están sincopados, o se convierten en una monótona aparición en pantalla, dejan de fluir, dejan de funcionar.

Los informativos de Cuatro son arriesgados, novedosos y supongo que poco a poco irán cogiendo una forma. Iñaki Gabilondo, sea cual sea el resultado, ha demostrado lo que es coraje profesional. Con o sin nervios, sigue siendo un referente para muchos periodistas, que cada vez que lo vemos, nos reconciliamos con una profesión maltratada por porqueros del "corazón" y radiopredicadores del odio.