Lesbiana, “situación irregular”
María Rey Santos ya no puede participar en las actividades de la Hermandad de la Virgen de la Encarnación, de Abenójar (Ciudad Real). Su delito, su pecado: ser lesbiana, amar a otra mujer. Según el obispado, se encuentra en “situación irregular”, que es el eufemismo que han encontrado para decirle a María que sobra en la casa de Jesús, que es poco menos que una apestada en un club de almas rectas.
Siempre ha existido y se ha llevado bien mientras se llevase en silencio. Entre los curas, o en las Hermandades, como en el resto de la sociedad, siempre ha habido y siempre habrá homosexuales. Para que dejase de haberlos, tendrían que dejar de nacer, y hasta que la derecha política y social no encuentre la fórmula biogenética, la pastilla cristiana, para evitar que el hijo te salga gay o lesbiana, seguirán naciendo. A pesar de HazteOir.org; a pesar del PP; a pesar de las Tardes con Cristina. Seguirán naciendo gays y lesbianas, y transexuales, y nacerán en todo tipo de familias. También en las ricas familias del OPUS y de los “kikos”. En las pobres, en las payas y en las gitanas.
¿Qué ha hecho mal María Rey Santos? Básicamente, creerse el buen rollito que respiraba en su Hermandad, de la que era Vicepresidenta, dar un paso al frente, y casarse. Tal vez pensó que la jerarquía católica se parecía más a las bases cristianas, más tolerantes y respetuosas que sus superiores. Y hete aquí que formalizando su situación, legalizándola, pasa a convertirse en una “irregular” para la Iglesia.
Tal vez, en breve, también expulsarán a quienes no objeten contra Educación para la Ciudadanía, o a quien se declare socialista, o republicano, o quien afirme escuchar la SER en lugar de la COPE, o cualquier cosa. Por supuesto, abortar o pedir la eutanasia no es motivo de expulsión, sino de cárcel. Al fin y al cabo, la Iglesia ha sido una fábrica milenaria de gente en “situación irregular”, de herejes eliminados de la vida pública y hasta de la vida. Como señalaba el fallecido Paco Vidarte, si se crease una Asociación de Víctimas del Terrorismo Homofóbico, ésta sería la que más militantes tendría de todas.
No es necesario citar la Ley de matrimonio homosexual para defender a María. Antes existe la Constitución española, que en su artículo 14 proclama los mismos derechos para todos y todas, sea cual sea nuestra condición personal o social. La Iglesia, tan patriota, tan defensora de la moral nacional a la hora de pedir el voto, no se aplica los principios del Estado de Derecho, y parece olvidar la Constitución en aquello que no le conviene. Y olvidan también que, según nuestra Carta Magna, España es un Estado aconfesional. Y hasta olvidan las palabras de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”, porque si amas, lo que hagas habrá salido del amor, tal vez, el mayor pecado de María.
Hoy hemos sabido, gracias a El Plural, que el Orgullo de 2008 versará sobre la visibilidad de las lesbianas. Creo que puede ser una ocasión espléndida para pedir el final del Condordato. Ningún grupo merece un trato de favor: Menos aún quien no respeta a los demás en su legítima identidad. Porque será difícil trabajar por la visibilidad de las lesbianas y de los gays mientras financiamos con dinero público a discriminadores profesionales como el obispo de Ciudad Real.
Artículo original en El Plural
Etiquetas: El plural
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