El Estado como protector de la libertad individual
Hoy, unas líneas sobre el papel que creo, corresponde al Estado en la sociedad actual.
Se habla de la crisis del Estado-nación y cuando se hace, se alude, de manera indirecta, a una concepción hegeliana del Estado como institución final, como expresión holística de un pueblo que halla su autorrealización en una institución que abarca y solidifica todos los órdenes sociales: leyes, tradiciones, cultura, lengua, historia. El problema, una vez más, en Hegel, es el concepto subyacente de historicidad, es decir, de progresión necesaria y casi emancipatoria que caracteriza a todo nacionalismo. Los movimientos nacionalistas, en la actualidad, al menos en Europa, son los principales defensores del concepto hegeliano del Estado como plasmación histórica, necesaria y final del Espíritu de un pueblo. Ni que decir tiene que el concepto “pueblo” es rechazado por cualquier persona con una base ética mínimamente liberal. Pero lo profundamente peligroso para el individuo es, insisto, la concepción hegeliana del Estado como fin, en definitiva, de cualquier nación. El Estado surge, por tanto, como “protector” de la nación, de su espíritu y su devenir histórico.
Frente a las nociones “lineales y necesarias”, deterministas, de la historia, se postulan las teorías liberales o indeterministas, pero no por ello menos racionales. Desde la famosa Fábula de las Abejas, de Bernard de Mandeville, pasando por los filósofos escoceses Hume y Adam Smith, hasta desembocar en Friederich von Hayek, las teorías liberales apuntan a un orden espontáneo, no dirigido, que surgiría de la acción individual que busca el propio interés o el interés mutuo y que, en contraste con las demás acciones individuales, proporciona un equilibrio social o económico. “Autogeneración del orden en un universo de azar”, definió Nicholas Rescher. No entraremos aquí en teorías economicistas ni en análisis sobre los desajustes del libre mercado y las desigualdades consecuentes. Lo que me interesa es cómo en Hegel la razón es histórica, necesaria, y ordena el progreso por encima del individuo plasmándose en las instituciones, mientras que para los liberales, las instituciones son pactos, convenciones entre individuos libres que van mejorando a lo largo del tiempo en virtud de un mecanismo prueba/error empírico, y no idealista (tesis-antítesis-síntesis) como pasaba en Hegel.
Lo curioso es cómo hoy día surgen poderes intermedios, gobiernos a la sombra, que buscan redireccionar y re-planificar, al margen de los Estados-nación tradicionales, las acciones sociales y económicas, violando este margen de libertad individual como factor de ordenación espontánea. Gobiernos intermedios, acciones combinadas de poderes económicos con políticos, grupos religiosas que buscan extralimitar su influencia y, en un extremo violento, grupos fundamentalistas y terroristas. Los políticos enemigos de la libertad, con planes para sus pueblos, con desarrollos institucionales totalitarios, con ansias de intervencionismo nos amenazan más que nunca. Es aquí cuando debemos mirar al Estado como garante de esa libertad amenazada, como defensor de un orden espontáneo, no planificado, pero racional y libre, que caracteriza a la compleja sociedad abierta del siglo XXI. El Estado, como interlocutor social, no debe imponer, ni tan siquiera guiar, sino "negociar", "pactar", y servir de nodo de interconexión social. Como marco, debe impedir los proyectos micrototalitarios en su seno y proteger activamente las libertades y derechos individuales.
Intervenir para que nadie intervenga. Para que Ibarretxe no imponga su Plan, para que la Iglesia no paralice reformas sociales, para que el Gobierno de la Generalitat no oculte información sobre el desastre del Carmel, por ejemplo.
2 Comments:
Bueno, tienes nocion interesante de Hayek pero menosprecias en exceso el criterio liberal cuando hablas de que hay q tener en cuenta los desajustes del mercado o algo similar.
Esto por no mencionar que el principal usurpador de los derechos individuales, el Estado como ente de la fuerza coactiva e institucionalizacion del socialismo, no puede ser garante de la libertad al ser la coaccion institucionalizada. Echa un vistazo a Rothbard, Molinari, Spooner..
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