martes, febrero 22, 2005

'Noes' diferenciales

Antonio Asencio (www.diariodirecto.com 21/02/2005)

Hagamos un ejercicio de imaginación. Pensemos, por unos momentos, que la decisión de ratificar o no la Constitución Europea no fuese nacional (ya escribe uno este adjetivo con miedo), sino que se circunscribiese a ámbitos más pequeños. Incluso minúsculos. Y por tanto, más democráticos. Si un pueblo vota “no” a la Constitución Europea –cuando digo pueblo me refiero a villa-, se marcha de Europa, aunque en el pueblo de al lado se hubiese votado “sí”. Cada uno se quedaría en su ámbito: unos en la UE, otros, fuera de la misma, conviviendo con todos los pueblos europeos que hubiesen votado “no”, en otro sistema político con sus propias normas y su propia forma de funcionar. En Villarriba, Constitución Europea. En Villabajo, no Constitución Europea. En Villabajo vivirían, sin duda, en una Europa más democrática, más liberal, más social y más un-poquito-de-todo que la que plantea la Constitución Europea. Sin euro capitalista, sin Comisión Europea, sin Parlamento poco democrático en Estrasburgo, pero con otras normas confeccionadas a su medida.

Por su puesto, y ya que estamos hablando de utopías democráticas, habría que ser más precisos y ceñir ese derecho autodeterminativo (el palabro me lo acabo de inventar) no sólo a municipios, sino a barrios. Según viajásemos con el coche, a la entrada de unos pueblos, de unos barrios, de unas calles se indicaría si allí rige o no la Constitución Europea. Sería una indicación “diferencial”, que diferenciase a los habitantes de unas calles de los de otras. Y es que basta de centralismos jacobinos: parcelemos los ámbitos de decisión y acerquemos la democracia al pueblo.

La idea se me ha ocurrido mientras escuchaba a un personaje de fábula que no deja inspirarnos proféticas formas de entender la democracia y el diálogo: Carod-Rovira. Para él, el elevado “no” de Cataluña es “diferencial”. Lo que me parece muy injusto es que la mayoría catalana favorable al “sí” oprima a la amplia y “diferenciada” minoría que, actuando como colectividad consciente de su identidad puesta en peligro, ha votado “no”. Si hablásemos de España, eso sería centralismo castellano. Por lo tanto, yo propongo una reserva perfectamente diferenciada para que ejerzan su derecho “diferencial” todos los que han escogido ser diferentes frente a la Europa homogeneizadora y globalizadora. Nada de obligarlos a vivir bajo esta Constitución Europea. En amplios sectores nacionalistas catalanes ha habido un gran “no” a la Constitución de los Estados-nación. De modo que tienen su derecho a construir una Europa de los diferentes, junto a todos aquellos municipios y barrios del Goierri guipuzcoano que hayan votado “no”, y también junto a urbanizaciones del madrileño municipio de la Moraleja, del barrio Salamanca o del distrito de Chamberí donde también se hayan decantado de forma “diferencial” por un “no” claro y rotundo. Todos ellos habrán votado “no” por lo mismo, porque son “diferentes”. No sabemos exactamente a qué, pero parece que lo son.

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