El mal rumbo del PP
Publicado en Diario Directo, el 22/03/2005
Que el PP es un barco a la deriva cuyo destino será encallar sin remedio en el banco de arena de las próximas elecciones empieza a ser una certeza asumida por todos. Menos por ellos. Mal asunto fue que en el congreso que siguió a la agria derrota, Acebes y Zaplana, las nefastas caras del 11-M, fuesen los elegidos como estandarte de la nueva etapa. Dejaron pasar una oportunidad histórica de autocrítica y reconciliación con la ciudadanía apartando a Gallardón de este nuevo rumbo, y su salida hacia delante empieza a ser lamentable calvario de episodios desafortunados.
Repasemos las últimas andanzas de los populares. Lo del cierre de la Comisión de Investigación es una consecuencia de esta absurda huida hacia ningún lugar. Automarginados y aferrados a una verdad indemostrable dan satisfacción a sus incondicionales, pero olvidan que el núcleo de la clase media no les creyó cuando aseguraban que ETA era la autora del 11-M. Tal vez las ciudadanías canjeen bienestar por cierta manga ancha a sus políticos, pero no admite unos gobernantes que mienten en situaciones donde la vida y la muerte nos dan una bofetada en la cara. Porque si lo hacen entonces, y si lo hicieron con el Prestige y con los telediarios de TVE1, y con la huelga general, si lo hacen tantas veces, acaban convirtiendo en descreídos a los antiguos incondicionales. Y en movilizados adversarios a un sector de la izquierda en pleno letargo tras los últimos años del PSOE.
Ahora Zaplana pide información sobre cierta trama que involucra a un militante del PSOE asturiano. Se debe investigar. El problema es que a Zaplana ya no le cree nadie. No le creen ni en Valencia, dicho sea de paso. Pedir información cuando la negaste o la manipulaste en su día es un ejercicio de cinismo que al portavoz popular se le da bien, pero cuyo coste electoral parece que nadie calcula en el PP. Luego, está el tema de la alianza con la Iglesia de Rouco, que afortunadamente ya es agua pasada, los matrimonios entre homosexuales, el traslado de la CMT a Barcelona… Quizá los populares no lo tengan claro, pero los catalanes, y los homosexuales, incluso los catalanes homosexuales, hoy por hoy, son también españoles. Y se expresarán en las urnas. Me pregunto qué pensará Piqué, que en Cataluña está haciendo una titánica labor de oposición, cuando sus compañeros, desde Madrid, y a cara de perro, tildan de “expatriación” el traslado de la CMT a la Ciudad Condal.
Y para remate, se quejan por la retirada de la estatua de Franco. ¡Qué torpeza, madre mía! Es posible que exista cierto afán provocador en la simbología por parte del Gobierno. Pero el PP es el culpable de dejarse provocar por la retirada de la estatua de un dictador que sí, hizo mucho daño, que no dejaba votar, que mató y machacó a los que quedaron vivos… Si ellos creen que quitar ese pedrusco indecente es atacar a una parte de España, podemos deducir que merodean en ese hemisferio machadiano de nuestro país bipolar. Aquel que barrió la democracia. Pero es que ahora hay democracia, y habrá urnas. Y si esta derecha no cambia, se moderniza y regenera, las urnas les cerrarán el paso del poder durante muchos y largos años.
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1 Comments:
Muy buen artículo. Como le dijo Sabina a Gallardón en "Las Cerezas", "tú y yo tenemos en común que que no nos quieren en el PP". Gallardón me parece un político realmente válido y me gustaría que la derecha española siguiera su camino, aunque en realidad estamos viviendo una zaplanización en toda regla.
Seguiremos atentos. Saludos.
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