El drama de la libertad social
Día de autopistas que me recuerda a la película "Crash", de Soderberger (o algo así, el director de la monumental "Inseparables"). Ir al trabajo es una experiencia intermedia, un anestésico eslabón constituido por asfalto, brillo metálico de coches, aliento de motor, un sabor a vídreo en la boca, un dolor placentero y tibio, caldoso. Por propia voluntad, me dirijo, consciente, a mi cementerio laboral, a una vorágine de edificios acristalados, hilos musicales, moqueta y lavabos.
Pienso:
"¿Cómo se puede generar libremente la libertad la civilización, cuando la falta de libertad ha llegado a ser una parte y una división del aparato mental? Y si no es así, ¿quién está capacitado para establecer y fortalecer los niveles objetivos?" (Herbert Marcuse, Eros y Civilización)
En esta frase se encierra el drama social en sí mismo, que es el drama individual.
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