Individuo y multiplicidad: lo trágico común en Maffesoli
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Maffesoli apunta en varios sentidos: fin del subjetivismo unitario y paso a una diseminación identitaria filtrada por la pluralidad de tribus; el resurgimiento del aspecto trágico y, por consiguiente, hedonista (dionisíaco, diría Nietzsche) pero vertebrado en lo común (lo que equivale a que todo tipo de trascendencia, de gran relato, ha muerto, y sólo queda la certeza trágica del aquí y el ahora, el hic et nunc, sufrido y disfrutado a través del ente mediador de la tribu, del grupo) y el desconcierto que este tipo de sociedad posmoderna crea en el intelectual que aún usa conceptos y nociones decimonónicas:
El problema hoy es que este modelo de República una e indivisible ya no funciona. Hemos entrado en un proceso de la posmodernidad que se basa en la heterogeneización, la construcción a base de retales, como un mosaico. En el fondo estamos viviendo el desfase entre un modelo que sigue siendo el de la República una e indivisible y la realidad. La intelligentsia francesa –el hombre político, el periodista, el universitario– sufre la incapacidad de pensar que la cosa pública puede estar formada por partes distintas porque nuestra concepción sigue siendo individual. En este sentido, las explosiones contemporáneas son el desfase que existe entre la sociedad oficial y la sociedad oficiosa. La oficial sigue siendo republicana –tanto de izquierdas como derechas– y, de otra parte, crece con fuerza el mundo de las especificidades distintas.
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