lunes, noviembre 13, 2006

Delicuescencias sociológicas

Puercoespineo por la red información sobre la "clase creativa", concepto acuñado por el sociólogo Richard Florida. Copio y pego la información básica: La teoría de la clase creativa, propuesta por Richard Florida en su libro The Rise of the Creative Class, ha generado un amplio debate. Florida propone que las claves del crecimiento económico en las últimas décadas son la tecnología, el talento y la tolerancia (las 3 T). En pocas palabras, las clases creativas son las que generan mayor crecimiento económico y buscan entornos urbanos atractivos en cuanto a su tolerancia hacia modos de vida no estandar (en cuanto a opciones familiares, sexuales, etc) y a sus posibilidades culturales y de entretenimiento.

El error (ya son palabras mías) está en pensar que las clases creativas tienen parámetros fijos: edades comprendidas entre los 25 y los 40, por ejemplo. Jóvenes solteros, o sin hijos. Con grandes dominios de las nuevas tecnologías, y a ser posibles con un opción política entre lo liberal y lo progresista. La realidad, como siempre, es mucho más compleja. Me atrae la teoría de Florida. Pero en vez de considerar la creatividad como el producto de una clase, ¿por qué no inyectarla como actitud social generalizada? En la época del marketing viral, suena más interesante implicar a un mayor número de individuos, convertidos en "autolíderes", para que dinamicen una sociedad basada en la competitividad y la innovación, no sólo económicas, sino sociales, culturales...etc

El otro día asistí a la conferencia de Daniel Innerarity en el Ateneo de Málaga. Presentada por el elocuente periodista del diario SUR Teodoro León Gross (hermano de Bernardino León, secretario de Estado de Exteriores) al acto asistieron varios de los popes de la política malagueña, con el morbo consecuente de encuentros inesperados entre antiguos amigos y ahora rivales.

Diré que estaban allí políticos de "peso" como el ex-alcalde de Málaga Pedro Aparicio, el ex-secretario general del PSOE José Asenjo, el diputado socialista y asesor de Zapatero José Andrés Torres Mora, el senador del PP Damián Caneda y un nutrido número de concejales de uno y otro signo, si bien había allí más socialistas y ex-socialistas que otra cosa.

Al tema: Innerarity se quejó de una clase política separada de los conocimientos científicos, sociales...etc. Una clase política que, a diferencia de lo que ocurre en otros ámbitos, no innova. Yo me pregunto, ¿el problema es una clase política sin conocimiento social, o una sociedad sin conocimiento político?

PD: Esta es la particular visión que tiene la derecha católica de la izquierda, tomando como excusa la "mitología de la violencia de género", según ellos, un invento del progresismo para destruir la familia y mantener la peligrosa senda del cambio social (en Ediciones Católicas. Y luego me preguntarán que por qué se me siguen poniendo los pelos de punta cuando descubro que alguien a quien aprecio vota al PP).

3 Comments:

Blogger Raquel Márquez said...

El artículo éste de la violencia de género empieza bastante razonable (estoy de acuerdo en que hay cierto alarmismo y algunos datos que dan son insignificantes) pero luego no hay por dónde cogerlo, ponerse a hablar de los narcos, jaja.

9:27 p. m.  
Blogger antonioasencio said...

A mí lo que me parece alucinante es que se vea el conflicto como algo "artificial" generado por la izquierda para promover el cambio social. No, no. El conflicto existe antes, y por eso se busca el progreso y el cambio.

8:45 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Habéis pensado alguna vez que puede colisionar la justicia, en términos filosóficamente humanos, con la adaptación, en términos puramente antropológicos? Es evidente que lo justo es el camino que hemos emprendido, en el que al final se vislumbra un horizonte de igualdad y en el que la violencia de género no será un tema de conversación, la igualdad de géneros es ontológicamente justa, racionalmente necesaria y éticamente imperativa, pero, es evidente (aún cuando haya que ser valiente para pensarlo, y políticamente incorrecto para escribirlo), que es antropológicamente inadaptada, que no va a haber ningún horizonte de ese tipo, porque nos lleva al harakiri de nuestra civilización, y a su sustitución por otra más adaptativa (y más terroríficamente injusta, se me ocurre al menos una...). No fomenta la natalidad, ni todo lo que lleva consigo (y quizá sea lo mejor), y nos condena a nuestro reemplazo por otra civilización menos justa, en la que desde luego yo no querría vivir. No concibo un futuro en el que volvamos a someter a la mitad de la humanidad, ni quiero relacionarme con una compañera que no lo sea realmente, pero ese futuro existe, y no será el nuestro. Quizá no sea malo que sepamos hacia dónde vamos, aún cuando sea duro, y finalmente constituya una elección consciente. Los herederos de nuestra civilización ya andan por aquí, y desde luego, no hablan de este tema.

1:59 a. m.  

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