La cortina de la PPantoja
Según el PP, la detención de Isabel Pantoja es una cortina de humo. Es, desde luego, un argumento de copla. Al cabo, la Pantoja es mucho más que el símbolo de una andalucismo sencillo y popular: aquel que lleva los faralaes al Tívoli de Benalmádena y recala en los hogares menos pudientes subida en la épica de la folclórica mujer de torero, actualizada en una versión marbellí del amor, el oropel y el dinero.
La Pantoja también es mucho más que la hija de su madre y la madre de su hijo. Y es más que la mujer acosada y derribada por una prensa rosa que encontró el filón del siglo parasitando su imagen. Una imagen que ella misma ha explotado hasta la saciedad sabedora de que sólo su vida publicada, y no su hermosa voz, llenaba los auditorios.
Isabel Pantoja ha recalificado su vida privada de la misma manera que su novio recalificaba suelos públicos. Y los especuladores del corazón han ganado mucho dinero en esa compraventa inmisericorde de las parcelas de la vida de la Pantoja que ella misma sacó a subasta, junto con el pollo y alguna moción de censura. Entre Isabel Pantoja y Julián Muñoz había un nexo sociológico aparte de una unión sentimental. Porque se da un profunda equivalencia, representativa de la España gilista del aznarismo de los 90, entre vender zonas verdes para construir bloques y vender la vida para cobrar exclusivas.
Pero la Pantoja es mucho más que su propio culebrón.
La Pantoja es una ciudadana española y, por tanto, sometida al Estado de Derecho y a las leyes. No podría ser, por duro que nos parezca, que la falta de piedad de algunos periodistas la hagan impune ante la justicia.
¿Plantea el PP que se impida o postergue la detención de una ciudadana sospechosa de delinquir porque el poder de su imagen le impide a unos interesados divulgar la imagen de su poder? ¿Está el PP preocupado porque la Pantoja tenga más cuota de pantalla que De Juana, que no es sino el último monstruo mediático que ellos mismos han creado?
La cortina de humo consiste en forzar una realidad inexistente para eclipsar con su imagen otra realidad incómoda. Decir que la detención de Isabel Pantoja es una cortina de humo sólo puede querer decir dos cosas de quien lo afirma: o bien que no confían en la independencia de la justicia, o bien que consideran artificiales los delitos que los jueces les imputan a ella y a Julián Muñoz.
En fin. Presumimos la inocencia de Isabel Pantoja. Pero sobre todo, presumamos la inocencia de los magistrados y fiscales de construir cortinas de humo partidistas o excusas para que la prensa deje de dar oxígeno a las conspiraciones y profecías finiseculares del PP. Esas sí que son cortinas de humo, de humo negro y denso, del que contamina la vida pública y distorsiona la de un país que -por decirlo en términos aznaristas- “no va mal”.
Artículo original en El Plural
Etiquetas: Estado de Derecho, Marbella, pantoja, PP
1 Comments:
Magnífico Antonio, mejor explicado imposible.El PP terminará especializandose en recalificar conciencias comprando voluntades.
y sus cortinas de humo van a juego con los sillones tertulianos de algunas cadenas que paso de publicitar aquí.
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