viernes, julio 13, 2007

El líder del PP necesita a ETA

Que Rajoy necesita a ETA es una realidad incuestionable a estas alturas de la vida. Su destino político depende de ella. La necesitaba antes del 11-M, en el poder, buscando alambicadas conexiones entre los terroristas vascos y el PSOE a través de ERC, Carod Rovira y Perpignan. La necesitó, y hasta forzó su existencia, del 11 al 14 M, atribuyéndole una autoría falsa, descartada primero en las urnas y después en los juzgados. La lleva necesitando desde que los ciudadanos apearon al PP de la Moncloa, castigando ese envenenado discurso político que, a ritmo de gota malaya, busca que cale en la opinión pública la idea de que sólo ellos hacen frente a ETA.

Rajoy necesita a ETA metafísicamente, como razón de ser; de la misma manera que Franco necesitaba masones a los que perseguir o los norteamericanos comunistas que cazar. A la postre, no hay nada que alimente mejor la adhesión ciega al discurso de la nación que la consolidación en el imaginario colectivo de un enemigo común y definitivo.

No es que ETA no exista: existe y su amenaza es real. Pero la construcción virtual de un enemigo total es una táctica que la derecha utiliza en todo el mundo para neutralizar, con el recurso al miedo, los conflictos sociales, las desigualdades, las injusticias o los avances en la investigación médica. Con ETA, el PP tapaba su inacción social en el gobierno. En la oposición, con ETA pretenden tapar los logros del gobierno: la Ley de Dependencia, la de Igualdad, la bajada del paro o la extensión de derechos civiles.

Rajoy ha convertido, con buenas ayudas mediáticas, a ETA en un ácido bórico para el pensamiento, en un disolvente político capaz de desintegrar cualquier unión entre demócratas, si es que a quien instrumentaliza el dolor de las víctimas y manipula el miedo se le puede llamar demócrata. Estos días, el Foro de Ermua y los homenajes a Miguel Ángel Blanco han sido, una vez más, la probeta con la que la derecha mezcla peligrosamente humores inflamables a la espera de que una chispa haga saltar por los aires la convivencia. Han politizado el miedo en busca de una interpretación política de los futuribles asesinatos.

Porque ahora, una vez construida y divulgada esta teoría de la conspiración sin fin, necesitan su confirmación empírica. Rajoy precisa un atentado de ETA para medir la eficacia de su estrategia. Es como la refutación de Dios de Hume, según la cual Dios no existe porque el mal sucede en la tierra: si ETA mata, quedará probado que Zapatero es culpable. ¿Culpable de qué? Se cierra el silogismo: de que ETA mate. La trampa está en que para demostrar la culpabilidad, sólo se necesita una prueba determinante. Pero ninguna prueba demuestra de manera excluyente la inocencia de nadie.

Ahora yo quiero hacer un pequeño juego diabólico e invertir los términos de esta filosofía política:

- Rajoy necesita a ETA.
- Rajoy ha dividido a los demócratas y ha utilizado a las víctimas.
- Rajoy ha hecho más fuerte a ETA, porque la necesita.
- Por tanto, cuando ETA mate, Rajoy tendrá que demostrar su inocencia…

No se esfuercen en demostrar la inocencia de Zapatero contabilizando los etarras detenidos. Es entrar en su marco y la derecha siempre responderá que lo que se hace no es suficiente. Pasen al ataque. En esas frases tienen un antídoto ideológico contra el malévolo e incendiario discurso de Rajoy.

Artículo original en El Plural

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