A Rajoy le “sobra” gente
No por esperada, la expulsión de Piqué de la política deja de ser una mala noticia para Cataluña y España. Con Piqué no sólo se va un dirigente sensato que ha soportado, con un estoicismo propio de los políticos de vocación, las embestidas, los mentís y las estocadas agrias de Ángel Acebes, supervisadas y aprobadas por Rajoy. Se marcha una de las últimas esperanzas blancas de la derecha española para girar al centro, adoptar un discurso no incendiario, capaz de calar en sectores moderados que no se identifican con el Partido Socialista.
El problema no es que el PP catalán (el PPC) se quede sin su baluarte. Al fin y al cabo, en Cataluña quien vota al PP vota las siglas, la marca del nacionalismo español en tierra extraña. Y esos valores, no nos engañemos, salen reforzados con la fuga de Piqué. Porque quienes ha ejecutado este jaque mate al dimisionario, es decir, Acebes y Rajoy, han visto, con motivos suficientes, que el discurso racista y extremo de gente como Xavier García-Albiol tiene un calado mayor entre ciertas clases populares de tinte españolista y obrero, temerosas ante la llegada de inmigrantes. Ahí va a buscar su nuevo suelo el PP de Cataluña, en el caldo de cultivo del rechazo a la inmigración y del descontento ante el catalanismo tibio del PSC por parte de un sector de la población que considera que los ha abandonado.
El problema para el PP, al margen de la crisis de nombres y personas, no está en Cataluña. Es en el resto de España donde esta defenestración se va a interpretar como un derechazo más del secretario general –o general secretario, como ha dicho ingeniosamente algún comentarista- Ángel Acebes. Son estos rigores de un partido empeñado en dar cachetazo a cualquier dirigente que mire con buenos ojos al centro político lo que va a limar votos liberales al PP, y posibilidades de maniobra post-electorales en el hipotético caso de que vencieran en las elecciones generales. A CiU la dejan sin espacio para acercarse al PP, para regocijo de Mas y pesadumbre de Duran i Lleida.
El PSOE, si es hábil, servirá de portavoz a las propias tropelías de la dirección popular alentadas por los púlpitos mediáticos afines, haciendo ver que en el PP han ganado los sectores extremos y que, si éstos vencen en las generales, se perderá para siempre la esperanza de una derecha moderada, moderna y liberal en España. El argumento para los “centristas” está servido en caliente: si votáis a este PP refrendaréis vuestra propia desaparición en el partido de la derecha.
Pero además de sufrir por el centro ideológico, el PP se desgasta en la periferia geográfica. Se fue Jaume Matas, que sin ostentar el poder prefiere perderse en sus palacios. Se ha ido Piqué, desautorizado. A Arenas le ha estallado en las manos los juegos con pirotecnia valenciana con los que ha querido minar el Estatuto de Andalucía que él mismo apoyó. Y en Canarias el PP va una hora por detrás, a remolque de CC, un partido bisagra entre partidos y entre intereses evanescentes.
Y es que cuando Rajoy dijo que le sobraba gente para formar equipo, debimos interpretar la frase en su sentido literal: le “sobra” gente. Y bien que se está quedando solo, él que se cree que puede.
Artículo original en El Plural
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