lunes, noviembre 19, 2007

El Guateque de Gallardón

Surgen varias cuestiones: ¿Puede una red de funcionarios consolidar una tupida trama de corrupción en el Ayuntamiento de la capital de España a espaldas de concejales y alcalde? ¿Qué habría pasado si esta trama, en lugar de en Madrid, se hubiese producido en Barcelona o en cualquier ciudad importante gobernada por socialistas? ¿La repercusión y la atribución de responsabilidades hubiese sido igual?

Es obvio que la corrupción desgasta menos al PP que al PSOE, aún cuando afecte más al PP que al PSOE. El votante de derechas tiene para eso una implacable doble vara para perdonar o castigar. Pero también es cierto que Gallardón goza de una inmerecida impunidad en la izquierda, que supera incluso a la que tiene en la derecha extrema. Gallardón es visto a sinistra como el horizonte de una derecha posible, y por posible, a la postre inevitable.

Tal vez por eso se lo perdonamos todo, incluso que mire para otro lado cuando el Ayuntamiento que dirige se muestra como una manzana agusanada y carcomida por intereses creados y consolidados durante años. Tal vez por eso, cuando Sebastián cometió la imprudencia de insinuar que el urbanismo en Madrid no se decidía en plenos transparentes, ni en juntas ni comisiones establecidas, sino en el reservado de algunos restaurantes, fue rápidamente bombardeado por el “fuego amigo”.

El PP no es un recién llegado al consistorio madrileño (casi dos décadas gobernando). Del estilo garbancero de Álvarez del Manzano al sibaritismo filo-progre de guante blanco que profesa Gallardón media una estética. No tanto una ética. La correa de transmisión entre ambas etapas es esa malla de oscuridad corrupta que ha parasitado las tuberías del Ayuntamiento, cobrando comisiones ilegales, perjudicando a los ciudadanos, doblegando la paciencia y la dignidad de muchos empresarios y emprendedores que pasaban por el aro y compraban una licencia, hartos de esperar.

Y no, quien esa institución dirige no puede hacerse el nuevo ni mirar para otro lado. Por muy Gallardón que sea. Porque este guateque se celebraba en su casa.

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