El vídeo del PSOE
Después de haber visto el vídeo de JSE me viene a la cabeza que tengo amigos del PP que no responden a esa categoría de lelo, memo y fascistoide. En la camada popular, es decir en las Nuevas Generaciones, hay tipos normales, tolerantes, que ven bien el matrimonio gay, la igualdad entre el hombre y la mujer y hasta Educación para la Ciudadanía. Ninguno de ellos, por cierto, se ha sentido ofendido por la gamberrada de las JSE. Sencillamente, no se han visto retratados por la parodia, ni en la ideología ni las formas.
Quienes lo han visto como un peldaño más en la escalada hacia la destrucción de los valores y la unidad España han sido, precisamente, sus mayores. No por beligerante la terrible acogida que en la prensa conservadora ha tenido el vídeo de las Juventudes Socialistas era menos previsible. Se ha calificado al vídeo de “burdo”, “simplista” y “que retrata a sus autores” (ABC). Arcadi Espada (El Mundo) escribe sobre el asunto: “La impune invisibilidad del subnormal de izquierdas se observa claramente en este video/logse.” Justino Sinova (El Mundo) afirma que los autores del vídeo no tienen educación ni respeto por las ideas de los demás (!).
Resulta paradójico que quienes han cargado a diario sus tintas contra el “pijerío progre”, el “pensamiento políticamente correcto”, o “el progresismo de salón”…etc, etc, parodiando en artículos de opinión y blogs a quienes no comulgaban con el recetario neocon sientan ahora en carnes propias el humor del adversario como una herejía incívica. El vídeo podrá gustar más o menos. Hasta ahí todo perfecto. Pero, ¿por qué la esquematización política vale en forma de columna incendiaria y desestabiliza cuando se presenta en forma de vídeo? ¿Es el “canutazo popular” de veinte segundos un género superior de comunicación al simulacro socialista en formato wmp?.
Bien examinado, el vídeo no exhibe siglas políticas, y se limita a trazar una dualidad de conceptos y formas llevadas al extremo de la parodia. Quien tuvo la idea sabe que el éxito de este género se basa en encontrar el hilo que vincula la la realidad con su deformación monstruosa. Y la reacción en contra prueba su acierto: Quienes identifican perfectamente al personaje del Lacoste son quienes se sienten en la piel del cocodrilo. Ni más ni menos.
Precisamente, lo que escuece a Arcadi Espada, Ignacio Camacho o Pedro J. Ramírez no es lo parodia -que ellos practican sin cesar-, sino la eficacia pasmosa del medio para resumir dos visiones políticas contrapuestas. Se trata de un argumentario audivisual en tres minutos: afilado y ágil, que se propagará por e-mails y recorrerá blogs. Les duele la novedad.
Pero la parodia definitiva tiene un titular y una foto. Las palabras: “Los del PP no somos pijos, sino currantes”. La imagen: el registrador de la propiedad sonriente, vestido con traje, corbata y casco de obra.
San Lakoff escribió que Nixon perdió cuando salió a la pantalla y respondió a las acusaciones de sus adversarios: “no soy un chorizo”. Entonces, explica el semiólogo, todo el mundo pensó que era un chorizo.
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Etiquetas: El plural
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