lunes, febrero 18, 2008

La "frialdad" de PRISA

Admitamos que una de las debilidades estructurales de la izquierda está en el “fuego amigo” periodístico. O dicho de otra forma, en la “frialdad amiga”. Resulta pasmoso observar que, en la cadena próxima al PSOE, o en el gran periódico referente de la izquierda –que sufrieron el boicot sin precedentes del PP- se interpreta la situación de casi empate técnico entre PP y PSOE con una cierta equidistancia, con una lastimera frialdad. Como si el tema no fuese con ellos.

Esta situación dista mucho de la que se vive en campo contrario. La adhesión del ABC, El Mundo, La COPE, Carlos Herrera en Onda Cero a las tesis del PP es emocional y no tiene fisuras. Si pudiésemos clasificar los posicionamientos mediáticos de unos y otros, podríamos decir que los medios de izquierdas son medios fríos y los de derechas, medios calientes, a lo McLuhan. Unos juegan a la complicidad equidistante y otros a la incondicionalidad descarada. Peligroso juego para la izquierda.

Durante las últimas semanas lo hemos podido comprobar con el caso de las propuestas del PP en materia de inmigración. ¿Puede un periodista “de izquierdas” limitarse a elogiar el éxito táctico del PP, que sin duda le ha servido para ganar iniciativa mediática, obviando la amoralidad, la miserable xenofobia que supone quitarle a una inmigrante el derecho a hacerse una mamografía? ¿Es el cinismo una característica de esta profesión, en contra de lo que afirmaba nuestro querido Kapuscinski? ¿Dónde tendrán el límite los periodistas “amigos”, para descruzar los brazos ante la amenaza de una derecha tirada al monte bárbaro de la intolerancia y el nacionalcatolicismo?

Hace unos meses escribí un artículo señalando que, para decepción de muchos de sus lectores, El País había cambiado su línea editorial después de que el Gobierno no les cediese determinados derechos de emisión de fútbol a PRISA. El Gobierno les metió un gol con este tema, y El País le devolvió el gol, y por la escuadra, con una portada demoledora y similar a la del ABC sobre las propuestas de la ministra de Vivienda, Carme Chacón. Luego oímos a Cebrián decir que ellos no cambiaban su línea editorial por motivos empresariales, pero ellos son tan libres de decir lo que quieran como los demás de interpretar los hechos.

Y las interpretaciones posibles son: Primera, que PRISA no es tan de izquierdas como nos pensamos, y el apoyo a la izquierda es siempre táctico, pero nunca estratégico. Es decir, son equidistantes porque lo son, sin que podamos reprochárselo. Segunda, que su apoyo al PSOE es estratégico, pero por táctica empresarial, pasa por turbulencias. Y la tercera, que estamos ante un problema estructural del periodismo amigo, del votante amigo, del simpatizante amigo. A saber, que la frialdad y el desánimo forman parte de la insoportable levedad del ser de la izquierda.

Puede que haya una mezcla de las tres opciones para explicar la “frialdad amiga”. Pero esa frialdad nos puede llevar a una ruina irreversible. En mi último artículo cité el célebre verso de Niemöller… (“primero fueron a por los comunistas, pero no dije nada porque no era comunista…”). Que PRISA apechugue. Ahora van a por los inmigrantes, a por los homosexuales, a por los catalanes, a por las mujeres que abortan. Pero si gana el PP, tampoco se olvidarán de ir a por PRISA, porque ya lo hicieron cuando tuvieron el poder y quisieron meter en la cárcel a Polanco, y hace unos meses con el boicot. PRISA sabrá a qué juega. Porque aquí nos la jugamos todos.

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martes, febrero 12, 2008

No es sólo racismo

Considerar a todos los inmigrantes como un peligro para las “costumbres” españolas es algo más que una propuesta electoral racista pensada –con evidente maldad y bajeza moral- para pescar voto fácil entre las clases desfavorecidas, a falta de un mes para las elecciones y con unas encuestas desfavorables.

Al fin y al cabo, el poder de la derecha no consiste sólo en sacar lo peor de sí misma, sino en la habilidad para sacar lo peor de gran parte de la sociedad: azuzando entre la población más vulnerable el racismo, la xenofobia, la homofobia y, en definitiva, la intolerancia hacia lo diferente. Esa es la fórmula de la extrema derecha y es la estrategia a la que se ha acogido Rajoy. En vez de proteger y dar derechos al obrero, mejorando la seguridad y las prestaciones sociales (el PP quitó a 10.000 policías de las calles cuando gobernó) se dedican a enfrentarlo “al sudaca de mierda”, que es más barato y rentable electoralmente. De modo que, por esa parte, mucho ojito con el tema de la inmigración.

Pero hay más. No es sólo racismo facilón y demagogo, marca Le Pen remasterizado por Sarkozy. Esto es un aviso para navegantes, un órdago a la diversidad interna de nuestro país. ¿Cuáles son las costumbres españolas? El PP está jugando a la confusión semántica, interesada, entre costumbres y leyes. Las leyes son racionales, ilustradas, universales. Las costumbres son emocionales y particulares. El nacionalismo bebe de la segunda fuente, más que de la primera. El PP tiene claro que son las costumbres, y no las leyes, lo que quieren imponer a los inmigrantes, porque en el fondo quieren imponérnoslas a todos. Y ahí está la clave.

Cuando el PP habla de “costumbres españolas”, confundiendo al sector social al que va dirigida la propuesta, se refieren en realidad a la moral nacional-católica que nos quieren colar por decreto brutal, al estilo Cañete.

Hace algunos meses escribí un artículo, “La derecha y las minorías”, en el que señalaba que el proyecto de la derecha siempre consiste en la construcción nacional en base a la negación del otro, como indica Arjun Appadurai en su libro “El rechazo de las minorías”. Esto es coherente con el anuncio de Rajoy de prohibir la adopción entre homosexuales, la tormenta política porque Chaves lleva en el programa la enseñanza del catalán en las Escuelas de Idiomas (cuando hasta 5 comunidades del PP la tienen) y otros tantos anuncios del PP.

Niegan a los inmigrantes, niegan a los homosexuales, niegan a los catalanes. La verdad, me siento inmigrante en mi propio país, rodeado de un buen puñado de intolerantes que, más allá de la ley, me quieren imponer sus “costumbres”. Suena a clásico ya recordar los versos de Martin Niemöller: "Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista...”

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martes, febrero 05, 2008

Esto va en serio

Esto va en serio, señores. La persecución antiabortista, el caso Lamela, la ofensiva eclesial contra los matrimonios gays y la diversidad familiar, la decapitación de Gallardón o el olvido de Rodrigo Rato resumen la trayectoria del PP en estos cuatros años y nos sitúan ante un sombrío panorama.

En caso de victoria popular –difícil, pero no imposible- España vivirá una vuelta al régimen nacional-católico y al exterminio de las ideas liberales, centristas o progresistas. Será un “politicidio” en toda regla: la satanización de diversidad ideológica y el fin del Estado de Derecho laico que prescribe nuestra Constitución. La estrategia neoconservadora diseñada por Aznar desde la FAES habrá tenido éxito.

Si el PP se ha mostrado implacable frente a su diversidad interior, si ha limpiado su ADN ideológico de cualquier resquicio de centrismo moderado, ¿qué nos queda a quienes no comulgamos con las ideas peperas en el caso de que los conservadores se hagan con el poder?

Las encuestas nos ofrecen una temible paradoja: el PP es el partido más rechazado por los ciudadanos, pero con un electorado más fiel y acrítico (votan al PP haga lo que haga, presente a quien presente). Rajoy es el líder peor valorado, pero con posibilidades de ser presidente. Podría darse la circunstancia de que una desmovilización de la izquierda llevase al poder al partido más temido por todos, más enfrentado a todos.

Recomendé desde esta sección, hace algunos meses, una novela: “La conjura contra América”, de Philip Roth.

Narra la hipotética historia de una América en la cual el sector filo-nazi del Partido Republicano se hace con el poder y lanza una limpieza ideológica sin precedentes en medios de comunicación, escuelas, universidades y todos los ámbitos sociales, ayudados por radio-predicadores demagogos e incendiarios.

No es nuevo. El ideario de la derecha se basa en el misticismo de la “nación en peligro”, aquí y en la Conchinchina. Con esa receta del miedo antropológico de la tribu amenazada es más fácil obviar las desigualdades internas, justificar las injusticias y congelar el progreso. Con el imaginario irracional y romántico de la nación, la derecha rompe el discurso racional y social de la izquierda y es capaz de seducir incluso a algunas personas que luego salen perjudicadas con su política excluyente.

Seamos conscientes de lo que nos jugamos el 9 de marzo, porque esto va en serio.

Artículo original en El Plural

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