lunes, octubre 23, 2006

Brooklyn Follies

Desvaríos de Brooklyn. Historias de perdedores a quienes el azar y el instinto conducen por los vericuetos de una América cercana y hostil al mismo tiempo; libre, pero también asustada. Brooklyn Follies, de Paul Auster, es el último libro que he leído después de terminar con Ana Karenina. Auster es el narrador de los perdedores. De la madurez tolerante, de la niñez intrépida, de la marginalidad seductora, del desvarío humano; es Dickens, es Cervantes y es Dostoievsky. Es Kafka, y sobre todo, es él mismo. Nadie como Auster habla del barrio, de los barrios sucios y mestizos de Nueva York, de la vida como posibilidad, de las decisiones y el azar, de la angustia y la ilusión, de la magia pequeña que existe al doblar una esquina. Lo hermoso en Auster no es su éstética, sino su ética. Porque es la demostración de que la literatura es capaz de convertir cualquier vida, por insignificante que parezca, en arte, en narración, en trama. Ninguna vida es de pacotilla bajo su mirada. Todas merecen la pena. Todas tienen derecho a una página en una novela. Auster es el narrador de los no narrados, la voz de los sin voz. Al final del libro, el protagonista yace con un amago de infarto en un hospital público, rodeado de taxistas, obreros, estanqueros... Y piensa en montar una editorial que escriba biografías de gente normal, de la gente destinada a no dejar rastro, ni huella, ni aparecer en ningún periódico. No hay mayor justicia social que la de la memoria, la de tu historia, por pequeña que sea. Y tal vez, los blogs sean también eso. Una pequeña y modesta ventana de ladrillo desde la cual mirar el mundo y ser mirado, acaso por otros pocos como tú. Un pedacito de inmortalidad en la inmensidad del tiempo anónimo.

lunes, octubre 16, 2006

Salvador Puig Antich

El sábado fui al cine. Cogí el coche, atravesé Málaga y recalé en el Centro Comercial Rosaleda. Entre stores de Zara y Mango, entre Burger Kings y Telepizzas, compré la entrada. Casi he dejado de ir al cine, porque para mí, lo de menos es la película, y lo de más, como todo, como siempre, el ritual ciudadano de arreglarse y perfumarse, de sentir la prisa en el estómago, de salir a la calle otoñal y caminar dándole impacientes patadas a las hojas secas, temiendo llegar tarde. Pero el cine siempre está allí, con sus carteles tentadores, con sus colas animadas. Llegar oliendo el dulce de los cafés y los chocolates calientes de la ciudad, y salir oliendo el salado de las palomitas. Lo importante del cine es que te convierte en un flaneur (mundana ilusión!) durante la tarde del sábado. Si te quitan eso, ¿qué te queda? El cine.

Ahora, los magos del capitalismo, al menos en Málaga, han conseguido hurtarnos esos pequeños placeres de urbanita. No digo yo que haya spleen, sólo pedía una ciudad. Ir al cine es aquí una cuestión cuantitativa, no cualitativa. Encajonaron al cine en una sofisticada ruta de escaparates que vomitan productos. Películas agresivas para salir con la necesidad compulsiva de exprimir la Visa.

Y allí vi Salvador. Salvador Puig Antich. Que ante todo, sobre todo, es una película. No importa que esté basada en hechos reales. Mientras ves la película, te olvidas de lo que hay fuera de ella. Llegas a ignorar que hubo, en un tiempo, un chaval de 20 años que se llamó así, que militó en movimientos clandestinos contra el franquismo, que robó bancos para dar dinero a los sindicatos y movimientos obreros, que soñó un país más justo y vivió sin miedo, inconsciente, inocente, que amó, que huyó, que cruzó la frontera con Francia y con el tiempo, con el futuro y con los valores de la España que le tocó vivir. Las fronteras de un país encerrado y aislado en su lógica fratricida y tardofranquista. Olvidas que fue detenido por la policía del Régimen, torturado, encerrado, y condenado a muerte, a garrote vil. Olvidas que esa historia es la copia inexacta, pero leal, de la vida de Salvador Puig Antich.

No hay trampa, porque todo lo que ves, es ficción. Es irreal. Y por eso, y no por los tópicos que reproduce la película, es por lo que funciona. Salvador es una muy buena película. De las grandes. Una película social hecha a cara de perro, con las tripas por delante, pero con la cabeza por detrás. Una película que cuida hasta el último detalle, que utiliza la mejor fotografía (quemada, que consigue texturas propias de los años setenta) y que exprime un jugo inaudito a los mejores actores posibles para cada papel (Daniel Bruhl está colosal como protagonista).Una película que tiene un buen guión, que no decae, que no juega sucio, que emociona sin dar golpes bajos, sino altos, directamente a la mandíbula del espectador.

Me recordó a las mejores en su género, a "En el nombre del padre" o "Pena de muerte". Entre el suspense, la aventura, el romance, la película histórica, la de tribunales, la de cárceles... Salvador te conduce al patíbulo, hasta el final esperado del garrote vil: la lógica del Régimen, la cotradicción de la vida. Ni si quiera los tópicos, los pelos largos y desmadejados, la estética, la música de Leonard Cohen (la escena de amor de Salvador con una hippy desconocida-Ingrid Rubio- mientras se escucha Suzanne es falsamente tópica, terriblemente sobrecogedora), y en definitiva, los lugares comunes de los que se sirve el director, consiguen ocultar Salvador. Ni desvirtarla. Hay cartón, es cierto. Pero no trampa. Falla quien aluda a "tópicos progres" en una historia vacía. Es la única trampa de la película: que no cede a la trampa de una absurda, deshonesta y supuesta imparcialidad. No hubiese sido posible. Salvador no cede: es una película militante. Y por eso, deja que sus detractores se enreden en sus argumentos, en su sesgo, como moscas en una tela de araña. Allí mejor que en otro sitio, debió pensar el director. Nunca quedó más claro que el arte, el buen arte, no tiene por qué ser universal, ni ser para todos (y todas).

El catalán hermoso y matizado, burgués y elegante y oscuro se mezcla con el español oficial. No hay demagogia ni agravio. Pero tampoco es una película bilingüe, porque sus personajes sienten en catalán, sueñan en catalán, aman en catalán.

Salí con la cara cargada de lágrimas de impotencia y me enfrenté al Centro Comercial, a sus ciudadanos convertidos en consumidores, a sus calles adornadas por jefes de marketing. Salí a la calle, vi los edifiios levantados durante los años 70, barrios verticales e implacables como el destino de quienes los habitaban, vidas de cemento, de aceras estrechas y patios de hormigón donde generaciones de niños han jugado fútbol machacándose las rodillas, antes de machacarse el futuro en una sociedad que les tiene reservado un suelo tan duro como el que sufrieron sus rodillas. El alcalde de mi ciudad era presidente de la Diputación franquista, hace 35 años, y su familia una de las promotoras de aquella Málaga zonificada. Entonces, había motivos para ser un salvador. Tal vez, los haya ahora. Tal vez, debiéramos hacerle caso a Puig Antich, y que su muerte no haya sido en vano. Que no nos hayan matado el inconformismo por una sociedad más justa y más libre. Y sobre todo, que no aflore en nuestro corazón el miedo. Hay muchos garrotes viles reconvertidos, pero no pueden acabar con todos. Seguiremos yendo al cine, aunque sea en el Centro comercial.

miércoles, octubre 11, 2006

Bo-No-Alcalde

¿Por qué Zapatero propone a Bono como candidato? Ahí va mi análisis.

La decisión de Zapatero de proponer públicamente a Bono como candidato para el PSOE en Madrid parece ser una de esas maniobras políticas que sólo tienen ventajas para quien las dirige, salgan como salgan.

Pensemos en clave política nacional. Si Bono decía que sí, podían ocurrir dos cosas: perder, o ganar. Los beneficios políticos de ganar serían obvios: hay un cadáver político, Gallardón. Eso implicaba truncar su carrera política hacia la presidencia del PP, y dejaba, por tanto, al PP en manos de sus sectores más extremos, lo cual beneficia a Zapatero de cara a unas elecciones generales, centrando al PSOE. En clave interna, sería una manera de contentar a los sectores más tradiciones, el de los barones, que están encabezando la crítica a ZP por su política territorial.

Pero si perdía... Lo tenía calculado. Si Bono perdía contra Gallardón, se abriría un cisma en el PP. Mucha gente se haría la siguiente reflexión: Si Gallardón es capaz de vencer a Bono, ¿por qué no es el candidato del PP? Sacrificar a Bono frente a Gallardón refuerza a Gallardón y devalúa a Rajoy de cara a las generales que estarían a la vuelta de la esquina. Divide a la derecha y la sitúa en un escenario fraticida con los conspiranoicos Acebes y Zaplana por un lado y el centrista Gallardón comiéndoles los talones. En clave interna, si Bono perdía, Zapatero se quitaría por fin a un peso pesado capaz de crearles complicaciones y daría a las críticas de los barones una coartada electora: no fui yo -diría- quien no os quiere. Es la gente. Se os pasó la hora.

Pero quedaba la tercera opción: que el propio Bono dijese que no. El truco de esta maniobra es que Zapatero ha situado la decisión en manos de Bono, y por tanto, la víctima de su propia negativa es él mismo, que se entierra políticamente negándose a ser el candidato. Los beneficios de que Bono haya dicho que no hay que mirarlos casi exclusivamente en clave interna, sobre todo en lo que se refiere a la FSM, donde hay muchas voces críticas con Zapatero (los Leguina, Barranco...etc). Esas voces podrían estar representadas por Bono, hombre de su generación. No olvidemos de que a Zapatero le acusan de quitarse del medio a los barones incómodos, de atar el partido en corto segando cabezas. Ahora esas voces acallarán, porque Zapatero puede alegar que él contó con Bono. Después de la negativa de éste, nadie podrá reprocharle que deje en la cuneta a los políticos de aquella generación y aquellas corrientes. La conclusión, Zapatero ha logrado que Bono se queme él solo a sí mismo dándole la gasolina y la mecha. Y Bono se ha hecho un bonzo, porque prefiere morir por sus propias manos antes por las de que otro (Gallardón, los electores). Después de su negativa, su voz ya no tendrá peso orgánico ni casi, legitimidad. Será pura arqueología.

Pero para lograr jugar con todos esos factores a su favor, Zapatero ha hecho dos cosas: la primera, dejar un vacío deliberado en la candidatura, que ha utilizado como arma de doble filo, como silla eléctrica de oro, una silla donde nadie quiere sentarse, pero donde negarse a ocuparla te achicharra vivo igualmente. La segunda, hacer público ese proceso de "petición" de candidatura a Bono, pulsar los deseos públicos y populares, factor de libidinosidad política resuelto con una frustración que socavará su imagen pública (la de Bono, que insistimos, es quien rechaza).

Está claro que Zapatero no sólo sabe medir los tiempos. Sabe hacer que otros tomen por él decisiones que si tomase él le supondrían un enorme coste político. En el tablero de la estrategia sabe mover la ficha del riesgo hacia donde le interesa, y permanecer como espectador de sus propias decisiones silenciosas. El problema es que nadie le puede reprochar nada, porque nadie asume la valentía de correr riesgos políticos. Escefinicación, por inexistencia de rival, de poder total.

martes, octubre 10, 2006

Cuando los poseedores de lo privado rigen los destino de lo público...

...pasan estas cosas. Es lo último que me quedaba por saber de este señor que, por desgracia, tenemos en el Ayuntamiento de Málaga.

PSOE critica la recalificación de una parcela en la revisión del PGOU que beneficia a la familia de De la Torre

El grupo municipal del PSOE en el Ayuntamiento de Málaga denunció hoy que la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) contempla el cambio de clasificación a equipamiento educativo de una zona verde ubicada junto a la desembocadura del Guadalhorce y propiedad de la madre del alcalde, Francisco de la Torre, y de la familia de una ex concejala del PP Concepción Díaz, de manera que la compensación no sería otro espacio rústico, sino uno urbanizable en el sector de La Térmica, donde se podrían construir unas 130 viviendas. Ante esta situación, los socialistas no descartan llevar el caso a la Fiscalía.

Esta parcela de 14.900 metros cuadrados y denominada Dehesa del Garabato fue comprada al 50% en 1958 por "unas 1.500 pesetas (unos nueve euros)" por los padres del alcalde y de la ex concejala del PP --ésta formó parte de la Corporación de 1995 a 1999--, según informó el portavoz adjunto del PSOE, Enrique Salvo, quien apuntó que, con el cambio previsto, el valor de la compensación sería "superior a los 60 millones de euros", cuando el del suelo rústico rondaría los 180.300 euros.

Según Salvo, que calificó este asunto como "la mayor operación especulativa que aparece dentro del Plan General de Ordenación Urbana", "hay "una doble inmoralidad": primero, por "el trato excepcional con que se tratan estos suelos", y segundo, "por el hecho de que teniendo los intereses claros sobre estas excepcionalidades, De la Torre no se abstuvo de votar en el pleno en el que se aprobó inicialmente la revisión del PGOU".

"Es bastante descarado que De la Torre haya participado directamente en una operación de estas características, cuyo beneficiario parece claramente que es él mismo", manifestó el edil socialista, quien añadió que "existen indicios de un presunto trato excepcional hacia el alcalde, que es el máximo responsable de la redacción del PGOU".

El portavoz adjunto del PSOE explicó que se trata de "la recalificación de una zona verde histórica de la ciudad", ya que "desde el Plan de 1952 hasta la actualidad siempre se ha considerado parque natural o zona verde". Para ello, señaló que "han llevado a cabo la más sofisticada ingeniería urbanística".

Salvo recordó que "la técnica de De la Torre es que suelo rústico no urbanizable, a través de una clasificación, pase a zona verde y, por tanto, sea urbanizable como sistema general, y, luego, lo recalifica y, finalmente, acaba en un residencial o un comercial", llegando todo ello "al culmen de la sofisticación" en el caso denunciado hoy.

Así, expuso que hasta el PGOU de 1997 se planteaba que esa zona verde se obtuviera por expropiación; no obstante, a partir de entonces se estableció que fuera por compensación, dando para ello a los propietarios un terreno similar dentro del suelo no urbanizable disponible en la ciudad por un valor "en torno a los 10 ó 12 millones de pesetas (unos 60.000 ó 72.000 euros)".

El concejal socialista subrayó que en el avance de la revisión del PGOU, en julio de 2005, ese espacio seguía apareciendo como zona verde. Sin embargo, la ex concejala del PP presentó una sugerencia, la 1.364, en la que "se reclamaba que a esos suelos, a pesar de estar en un sitio totalmente distinto, se les dieran los mismos derechos urbanísticos que a los de La Térmica", el sector del Plan General, precisó, con "más edificabilidad de la ciudad".

EQUIPAMIENTO EDUCATIVO

Finalmente, hizo hincapié en que se atiende esa sugerencia y ese suelo, situado en la desembocadura del Guadalhorce, se destina a equipamiento educativo, contemplando compensar a los propietarios, en lugar de con una parcela no urbanizable de un valor similar --en torno a 180.300 euros--, con "suelo residencial en desarrollo, dentro de La Térmica", pasando a tener un valor "superior a los 60 millones de euros". Especificó, al respecto, que, atendiendo a la edificabilidad de la zona, se podrían construir unas 130 viviendas, con unos beneficios cercanos a los 600.000 euros.

Insistió en que se trata de una situación "excepcional" y "extraordinaria", puesto que el sector formado por La Térmica y la Dehesa del Garabato "es el único de la ciudad discontinuo". En este sentido, comentó que lo habitual es que "un sector sea una unidad, no puede estar roto", y en este caso, "se aglutinan para que la compensación esté dentro del propio sector y no en cualquier otro punto de la ciudad".

RETIRAR EL PGOU

Ante esta situación, el representante del grupo municipal socialista consideró que lo conveniente es la retirada de la revisión del PGOU, texto que cuenta con la aprobación inicial, y si no es así, advirtió de que, "una vez que los hechos se consoliden, acudiremos a la Fiscalía".

"Después de este caso, el PGOU no es una referencia creíble, no tiene crédito, no tiene garantías para los ciudadanos, no hay un trato similar para toda la ciudadanía, se produce un hecho que supone un agravio importante para los malagueños", concluyó Salvo.

viernes, octubre 06, 2006

Dialéctica de clase, dialéctia de territorios

Hoy, una reflexión política:

Gracias al enfrentamiento entre jacobinos (o centralistas) y nacionalistas, en España hemos recuperado la dialéctica de clases. Entre Ibarra y Maragall hay algo, esta vez, tan crudo como lo real: el dinero. La lucha, por fin, no ha sucumbido a su propia semiotización (dígase, cuestiones identitarias). Detrás de las banderas y los idiomas de cada uno, han aparecido ceros y unos y doses.

Lo triste es que haya sido el PP, que no cree en ella (en la lucha de clases), el que la ha recuperado del baúl del olvido. ¿Qué es el enfrentamiento territorial sino lucha de clases zonificada? Desde una concepción socialdemócrata, ¿no es el Estado el que reparte equitativamente la riqueza mediante la redistribución y la transferencia de renta de los que más tienen a los que menos? El Estatut es un documento que pugna por recursos, y territorializa el conflicto (lo que Cataluña aporta... lo que Cataluña recibe...). Cuando se dice "blindar" la financiación, de lo que se habla es de sacar el dinero del espacio redistributivo del Estado. El PP habla de agravio. Arenas habla de agravio. Gracias por recuperar, sin quererlo, la lucha de clases que mi propio partido, el PSOE, ha olvidado, a fuer de hacerse liberal. El problema es que, aquí, en Andalucía, hemos escuchado demasiadas veces a Arenas y a las personas del PP quejarse de que vivimos de subvenciones y del PER. Que tenemos que ser autónomos. Que la receta es el liberalismo económico, es decir, el "yo me lo guiso yo me lo como" y adiós a la transferencia de renta entre clases, que eso "no funciona". El PP estaría encantado de que el Estado transfiriese menos dinero a Andalucía si ese recorte se produjese en zonas donde se habla español y obtienen votos (por ejemplo, Madrid). La coartada es que el tijeretazo proviene de Cataluña, donde no los quieren. Antonio Burgos un día habla de la insolidaridad catalana, para al siguiente lamentar la supuesta "dependencia" de la economía andaluza. ¿En qué quedamos?

Por tanto, llegamos a la contradicción del sistema: el PP oculta bajo reivindicaciones falsamente "socialdemócratas" su verdadero temor, que es su pérdida de control político en una zona y la disolución de la identidad española. Es decir, que hemos conseguido que la "falsa conciencia" esta vez no proyecte la cultura del dominante, sino la del dominado. Sólo que sigue siendo eso, "falsa".

lunes, octubre 02, 2006

David Leo García: urbi et orbi

El descubrimiento de un poeta que dice la palabra que nunca dijiste, porque no supiste hallarla, es como el beso del desconocido que eres tú, es como ver la imagen que quisiste que el espejo te devolviese algún día, es la máscara vuelta del revés. Ciudad, identidad y palabra: fronteras franqueables para peregrinos a riesgo de vida. Este chico vive en mi misma ciudad, la gramática de su vida es la geografía de nuestras calles, pero nunca pude pensarlo. Se llama David Leo García y ha ganado el Premio Hiperión con sólo 18 años.

CUANDO OPINO

Soy ciudadano, voto y me perfumo,
pienso, devoro el pienso mortecino
y la alfalfa forzada. Cuando opino
de entre mis labios sale un triste humo.

Siempre entre mis congéneres mesumo
y en colmenas de plástico me hacino,
ansioso de insultar a algún vecino
si en mi vacía ocupación me abrumo.

Éste es mi oficio: masticar mi sombra,
arderme en ese juego del conjunto,
vestir el polvo del gentío zafio.

Descalzo voy, pero sobre una alfombra
roja y mullida. Sólo me pregunto
que es lo que han de grabar en mi epitafio.