lunes, julio 30, 2007

PParanoia veraniega

En el diván de un afamado conocido psiquiatra madrileño el otro día fue atendido un paciente con síntomas veraniegos de disonancia-cognitiva (esto es, divorcio entre su forma de ver las cosas y la realidad) por consumo excesivo de El Mundo, el ABC, PP, AVT, Libertad Digital, COPE y Rosa Díez.

Esta fue su declaración:

PACIENTE: Que la policía detenga a etarras en el sur de Francia y desmantele el aparato logístico de la banda sólo puede ser … una, esto, como se decía, lo de la Pantoja, ah sí, una cortina de humo, eso, una cortina de humo ideada por el mefistofélico Rubalcaba para desviar la atención del verdadero problema que es la cesión a ETA…

PSIQUIATRA: ¿En qué cree usted que el gobierno ha cedido ante ETA?

PACIENTE: ¿Cómo quiere que yo lo sepa? Oiga, yo sé que ha cedido. Ahora, en qué, es algo que tiene que explicar Zapatero en el Congreso. Él tiene que salir y explicar qué ha cedido a los terroristas. Pero claro, nunca nos lo va a decir. Es como lo del 11-M, ¿sabe? Nunca sabremos la verdad, porque la han querido ocultar. Está claro que el hecho de que fuese Al Qaeda perjudicaba al PP, y por lo tanto, una conspiración de pruebas falsas, medios internacionales, policías, jueces, fiscales, diputados y PRISA ha querido invertir la realidad. Todos sabemos que fue ETA.

PSIQUIATRA: Pero ETA con el PP… ¿No estaba casi agonizando?

PACIENTE: Esto… ehm, es aquí donde está el nudo gordiano de todo esto. Claro, sí, sí, operativamente ETA estaba acabada, por lo que utilizaron a unos moros muertos de hambre para que se jugaran el tipo. Pero los autores intelectuales eran de ETA y del PSOE. Incluso de Al Qaeda, porque nos odian por lo que somos y no por lo que hacemos. La guerra de Irak no ha provocado un aumento del terrorismo islamista.

PSIQUIATRA: Claro, claro. En absoluto… Volviendo a las últimas detenciones, ¿no le parecen demasiado importantes como para pensar que la lucha antiterrorista no está siendo eficaz?

PACIENTE: Mire usted, por favor, estamos en manos de Rubalcaba y Zapatero que como bien dice Curry Valenzuela son dos de los 100 personajes que hunden España, junto con Sabina y Almodóvar. Fíjese si Rubalcaba es pérfido que es capaz de acabar con ETA con tal de desviar la atención de lo que verdaderamente importa, que es la cesión a ETA.

PSIQUIATRA: ¿Cómo? ¿Acabar con ETA para ceder ante ETA?

PACIENTE: No. Al fin y al cabo, los enemigos de España siempre fueron muy rebuscados.

PSIQUIATRA: Y que lo diga… ¿No se va de vacaciones?

PACIENTE: Claro, a Mariano D’or... Digo Marina D’or. Cerquita de Carlos Fabra. Me gusta ese señor, me produce tranquilidad.

PSIQUIATRA: Claro…

PACIENTE: ¿Es grave, doctor?

PSIQUIATRA: No… le pasa a medio país. Después de las próximas generales empezarán a curarse. Tranquilo que queda poco. Buen verano y a disfrutar de la familia.

PACIENTE: Eso, eso, la familia, la de verdad, no la de los maricones.

Artículo origina en El Plural

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miércoles, julio 25, 2007

A Rajoy le “sobra” gente

No por esperada, la expulsión de Piqué de la política deja de ser una mala noticia para Cataluña y España. Con Piqué no sólo se va un dirigente sensato que ha soportado, con un estoicismo propio de los políticos de vocación, las embestidas, los mentís y las estocadas agrias de Ángel Acebes, supervisadas y aprobadas por Rajoy. Se marcha una de las últimas esperanzas blancas de la derecha española para girar al centro, adoptar un discurso no incendiario, capaz de calar en sectores moderados que no se identifican con el Partido Socialista.

El problema no es que el PP catalán (el PPC) se quede sin su baluarte. Al fin y al cabo, en Cataluña quien vota al PP vota las siglas, la marca del nacionalismo español en tierra extraña. Y esos valores, no nos engañemos, salen reforzados con la fuga de Piqué. Porque quienes ha ejecutado este jaque mate al dimisionario, es decir, Acebes y Rajoy, han visto, con motivos suficientes, que el discurso racista y extremo de gente como Xavier García-Albiol tiene un calado mayor entre ciertas clases populares de tinte españolista y obrero, temerosas ante la llegada de inmigrantes. Ahí va a buscar su nuevo suelo el PP de Cataluña, en el caldo de cultivo del rechazo a la inmigración y del descontento ante el catalanismo tibio del PSC por parte de un sector de la población que considera que los ha abandonado.

El problema para el PP, al margen de la crisis de nombres y personas, no está en Cataluña. Es en el resto de España donde esta defenestración se va a interpretar como un derechazo más del secretario general –o general secretario, como ha dicho ingeniosamente algún comentarista- Ángel Acebes. Son estos rigores de un partido empeñado en dar cachetazo a cualquier dirigente que mire con buenos ojos al centro político lo que va a limar votos liberales al PP, y posibilidades de maniobra post-electorales en el hipotético caso de que vencieran en las elecciones generales. A CiU la dejan sin espacio para acercarse al PP, para regocijo de Mas y pesadumbre de Duran i Lleida.

El PSOE, si es hábil, servirá de portavoz a las propias tropelías de la dirección popular alentadas por los púlpitos mediáticos afines, haciendo ver que en el PP han ganado los sectores extremos y que, si éstos vencen en las generales, se perderá para siempre la esperanza de una derecha moderada, moderna y liberal en España. El argumento para los “centristas” está servido en caliente: si votáis a este PP refrendaréis vuestra propia desaparición en el partido de la derecha.

Pero además de sufrir por el centro ideológico, el PP se desgasta en la periferia geográfica. Se fue Jaume Matas, que sin ostentar el poder prefiere perderse en sus palacios. Se ha ido Piqué, desautorizado. A Arenas le ha estallado en las manos los juegos con pirotecnia valenciana con los que ha querido minar el Estatuto de Andalucía que él mismo apoyó. Y en Canarias el PP va una hora por detrás, a remolque de CC, un partido bisagra entre partidos y entre intereses evanescentes.

Y es que cuando Rajoy dijo que le sobraba gente para formar equipo, debimos interpretar la frase en su sentido literal: le “sobra” gente. Y bien que se está quedando solo, él que se cree que puede.

Artículo original en El Plural

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viernes, julio 13, 2007

El líder del PP necesita a ETA

Que Rajoy necesita a ETA es una realidad incuestionable a estas alturas de la vida. Su destino político depende de ella. La necesitaba antes del 11-M, en el poder, buscando alambicadas conexiones entre los terroristas vascos y el PSOE a través de ERC, Carod Rovira y Perpignan. La necesitó, y hasta forzó su existencia, del 11 al 14 M, atribuyéndole una autoría falsa, descartada primero en las urnas y después en los juzgados. La lleva necesitando desde que los ciudadanos apearon al PP de la Moncloa, castigando ese envenenado discurso político que, a ritmo de gota malaya, busca que cale en la opinión pública la idea de que sólo ellos hacen frente a ETA.

Rajoy necesita a ETA metafísicamente, como razón de ser; de la misma manera que Franco necesitaba masones a los que perseguir o los norteamericanos comunistas que cazar. A la postre, no hay nada que alimente mejor la adhesión ciega al discurso de la nación que la consolidación en el imaginario colectivo de un enemigo común y definitivo.

No es que ETA no exista: existe y su amenaza es real. Pero la construcción virtual de un enemigo total es una táctica que la derecha utiliza en todo el mundo para neutralizar, con el recurso al miedo, los conflictos sociales, las desigualdades, las injusticias o los avances en la investigación médica. Con ETA, el PP tapaba su inacción social en el gobierno. En la oposición, con ETA pretenden tapar los logros del gobierno: la Ley de Dependencia, la de Igualdad, la bajada del paro o la extensión de derechos civiles.

Rajoy ha convertido, con buenas ayudas mediáticas, a ETA en un ácido bórico para el pensamiento, en un disolvente político capaz de desintegrar cualquier unión entre demócratas, si es que a quien instrumentaliza el dolor de las víctimas y manipula el miedo se le puede llamar demócrata. Estos días, el Foro de Ermua y los homenajes a Miguel Ángel Blanco han sido, una vez más, la probeta con la que la derecha mezcla peligrosamente humores inflamables a la espera de que una chispa haga saltar por los aires la convivencia. Han politizado el miedo en busca de una interpretación política de los futuribles asesinatos.

Porque ahora, una vez construida y divulgada esta teoría de la conspiración sin fin, necesitan su confirmación empírica. Rajoy precisa un atentado de ETA para medir la eficacia de su estrategia. Es como la refutación de Dios de Hume, según la cual Dios no existe porque el mal sucede en la tierra: si ETA mata, quedará probado que Zapatero es culpable. ¿Culpable de qué? Se cierra el silogismo: de que ETA mate. La trampa está en que para demostrar la culpabilidad, sólo se necesita una prueba determinante. Pero ninguna prueba demuestra de manera excluyente la inocencia de nadie.

Ahora yo quiero hacer un pequeño juego diabólico e invertir los términos de esta filosofía política:

- Rajoy necesita a ETA.
- Rajoy ha dividido a los demócratas y ha utilizado a las víctimas.
- Rajoy ha hecho más fuerte a ETA, porque la necesita.
- Por tanto, cuando ETA mate, Rajoy tendrá que demostrar su inocencia…

No se esfuercen en demostrar la inocencia de Zapatero contabilizando los etarras detenidos. Es entrar en su marco y la derecha siempre responderá que lo que se hace no es suficiente. Pasen al ataque. En esas frases tienen un antídoto ideológico contra el malévolo e incendiario discurso de Rajoy.

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sábado, julio 07, 2007

Rajoy, la guerra de las metáforas

Rajoy compareció en el Debate del Estado de la Nación con un objetivo claro: imponer en la opinión pública la construcción política en torno a la cual ha basado, basa y basará toda su estrategia de oposición. Parece que el sociólogo Pedro Arriola, no sólo asesor sino ideólogo de Rajoy, aplica al milímetro las recetas neocon descritas por Lakoff sobre el discurso político: gana quien impone el marco, quien logra que el adversario primero entre y luego claudique dentro de tu discurso, de tus planteamientos.

Si los marcos, como advierte el lingüista Lakoff, son metáforas y evocan, sin necesidad de describirlos, razonamientos enteros, la metáfora de Rajoy estaba clara. La ya célebre frase «Señor presidente del Gobierno, o nos muestra las actas que prueban su inocencia en las reuniones con ETA o toma el camino de la Zarzuela» presupone varias cosas: La primera, que existen unas actas malignas y misteriosas, ocultas por el pérfido presidente que contienen la verdad que éste no se atreve a revelar.

La segunda, que Zapatero es culpable, y tiene que demostrar su inocencia. Pero, ¿culpable de qué? Rajoy, asesorado por Arriola, sabe que en un país de base católica la atribución de la culpabilidad precede a la confesión. Es decir: todo el mundo es pecador hasta que confiese, y de esta manera expíe, sus pecados. Zapatero es y será culpable hasta que enseñe sus actas y, de esta manera, se demuestre inocente, al contrario de como procede el sistema judicial en todo Occidente, donde es la acusación la que tiene que probar la culpabilidad del acusado. El efecto en la psicología social es que se culpa a Zapatero para el futuro: el presidente será el culpable de los muertos de la banda ETA. ¿De qué, si no, tendría que demostrar su “inocencia”?.

Por último, la frase encierra una tercera idea: que fue el presidente Zapatero el que se reunió con ETA personalmente. Es cierto que todo el mundo sabe que esto no ha sido así. Pero la segunda parte de la frase, “en las reuniones con ETA”, trabajan con la metáfora de la presencia casi personal del presidente en dichos encuentros y el efecto resultante es el de una vinculación directa de éste en el proceso.

Si esta fórmula le ha funcionado al PP durante todos estos meses y había debilitado a Zapatero ante la opinión pública, ¿por qué perdió tan claramente Rajoy el debate? En primer lugar, por los 2.500 Euros, y en segundo, por las réplicas.

Los 2.500 provocaron tres efectos. En primer lugar, el presidente metió a los ciudadanos, de golpe, en el hemiciclo. En segundo lugar, los 2.500 fueron la cuña con la que hacer pasar por bueno el discurso de la bonanza económica –que por sí solo no hubiese tenido recorrido, por autocomplaciente, por quedarse en la frialdad de la macroeconomía, pero funciona a la perfección cuando se traslada a la microeconomía del bienestar puesto que, si vamos bien, ¿por qué no ser generosos con la gente? En tercer lugar, Zapatero se ganó, frente al previsible Rajoy, el titular de la mañana.

Se trataba de una medida populista –y muy del gusto de la derecha, por tanto, difícil de criticar por Rajoy- que generaba una polémica de segundo nivel: si ése era el escenario adecuado para presentarla. Pero esa polémica de segundo nivel provocó el efecto buscado por el presidente: ganar la agenda mediática. Cuanto más se la criticaba, más publicidad se le daba a una medida de hondo calado ciudadano. Hoy, ayer y antes de ayer, se habló más de los 2.500 que de las actas. Los telediarios de la noche abrieron desde los hospitales, entrevistando a las primeras madres beneficiadas por la medida.

En segundo lugar, Zapatero ganó por las réplicas. Con un contexto favorable, creado por él con esa medida, Zapatero podía imponer su marco: que el PP sólo hace oposición con el terrorismo olvidando el resto de temas -no ofrece alternativa-; que hacer oposición con la política al terrorismo es hacer oposición no al gobierno, sino al Estado –por tanto, Rajoy no es un hombre de Estado-; que Rajoy sólo sabe hacer oposición faltando el respeto –por tanto, pertenece a la derecha extrema-; que Rajoy critica lo que su propio partido hace, con los estatutos de Autonomía, por ejemplo –luego Rajoy no tiene autoridad en el PP-; que a Rajoy le salen aspirantes por todos lados –luego Rajoy está cuestionado en su propio partido.

En este debate Zapatero le ha ganado a Rajoy. Y José Andrés Torres Mora, Miguel Barroso y su equipo han vencido a Pedro Arriola, José María Lasalle y compañía.

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